CASO ARCADI ESPADA contra Javier Bauluz
sábado
 

Las FOTOS de aquella tarde en la playa

RESOLUCION del Consejo de la Informacion contra Arcadi Espada

TEXTOS sobre el caso: Testigo en la playa, Dtor. Medicos Sin Fronteras, Pta. Amnistia Internacional, Pte. Asociacion Pro Derechos Humanos, pte. Algeciras Acoge, Manuel Pimentel, Defensor del Lector La Vanguardia, Manu Leguineche, Juan Jose Tellez, Arcipreste Obispado de Cadiz, Alfonso Armada, Pepe Baeza, Pere Mones y decenas mas.

Textos de
- Jose Saramago "Llamado por la muerte"
- Javier Bauluz "Historia de una foto"


Texto de Arcadi Espada .jpg

Perfil de Arcadi Espada

Nuevo perfil de Arcadi Espada 2006

Perfil de Javier Bauluz

WEB de Javier Bauluz.
.
CASO ARCADI ESPADA contra Javier Bauluz
www.aespada.blogspot.com

 
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Llamado por la muerte

por Jose Saramago, Premio Nobel de Literatura.

Cuando Javier Bauluz bajó a la playa de Zahara ya sabía que se iba a encontrar un cadáver. Javier Bauluz es fotógrafo, en sus cámaras tanto caben besos como cuerpos destrozados. Si los besos se tornaron indiferentes por la vulgaridad y monótonos los muertos por la multiplicidad, la culpa no es suya. De él se espera que retrate lo que ve, no lo que le gustaría ver. En septiembre las playas están llenas de bañistas. A veces las olas traen un aguamala, un pecio, una concha partida, una bola de alquitrán. La concha y los pecios pueden interesar a artistas y coleccionistas del ready-made, el alquitrán y la aguamala hay que retirarlos con prontitud para evitar las justas reclamaciones de los turistas de fuera y de dentro. A veces es un ahogado quien recala a la costa, alguien a quien nadando le faltaron fuerzas o ya no las tenía cuando la patera se hundió. Entonces tres cosas pueden suceder ante el muerto tendido en la arena. Que los bañistas acudan y lo rodeen compasivos, pero eso no durará mucho porque la compasión, como sabemos, se cansa fácilmente. Que los bañistas, tocados en su sensibilidad, enrollen la toalla y regresen a casa, pero eso significaría perder las últimas horas de playa porque, como igualmente sabemos, el mundo va a acabar mañana. Que los bañistas sigan en lo suyo, ya que el muerto, muerto está, y, si es verdad que durante unas horas será un deslustre para la playa donde arribó, no la deslustrará más que la impertinencia del alquitrán, de la concha partida, del pecio y la aguamala. Y es en ese momento cuando aparece Javier Bauluz. Viene a realizar su trabajo. En otra ocasión tal vez lo atraería la translucidez de la medusa, la tabla mojada por los océanos, la cáscara vacía, el chapapote viscoso, hoy ha venido llamado por la muerte. No tiene la culpa de que los bañistas no se hayan retirado o de que no lloren alrededor del cadáver. Hace su trabajo, fotografía lo que allí está, el muerto y los vivos, fotografía tantas veces cuantas considera necesarias, desde tantos ángulos cuanto el arte de la fotografía prevé, admite y enseña. Dirá con sus imágenes lo que todos ya sabíamos: que los vivos, por la simple razón de que todavía están vivos, repelen automáticamente la evidencia de la muerte, incluso, o sobre todo, cuando la tienen ante los ojos o al alcance de la mano. Un día escribí que el muerto es el mejor amigo del vivo. Aquél cadáver en la playa era un amigo que venía a recordarnos que estamos siempre a la vera de morir, que no vale la pena que volvamos la cabeza hacia otro lado, porque la muerte puede estar a punto de tocarnos el hombro diciéndonos: “Estoy aquí”. Javier Bauluz bajó con su cámara a la playa y dijo: ”Está ahí”. Pero nosotros preferimos hacer como que eso no nos atañe, aprovechamos la última caricia del sol para sumergirnos otra vez en las olas, intercambiamos unos besos más y unas caricias con quien nos acompaña, nos tomamos unas cervezas, o un helado de vainilla, exclamamos: “Una tarde espléndida”. Y somos inocentes, no hemos hecho mal a nadie. Lo vivos se justifican siempre, realmente no sería sensato exigirles que a todas horas vuelvan la cabeza hacia este lado, el del dolor, el de la miseria, el de lo que podía haber sido y no será.

Javier Bauluz sólo es reo de un delito: el de creer que podíamos ser de otra manera. Honra le sea dada, por eso.

Publicado en el Magazine de La Vanguardia, 2 de Marzo 2003

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Un cadáver frente a la sombrilla

Historia de una foto


Por Javier Bauluz,

Autor del reportaje
"Muerte a las puertas del paraíso"

2 de Septiembre 2000

El polideportivo estaba lleno. Las gradas
cubiertas de colores. Decenas
de personas se agolpaban buscando un hueco para
dormir. Vigilados por la
guardia civil decenas de inmigrantes
subsaharianos eran atendidos por la
gente buena de Tarifa, varios jóvenes y mayores,
pescadores, estudiantes
y jubilados les ofrecían un poco solidaridad.
En cambio el gobierno
español no les daba ni una manta, incluso ya
detenidos, los dejaba
durante horas tirados en la carretera, como si
fueran perros, empapados
y heridos después de sobrevivir el cruce del
Estrecho de Gibraltar
amontonados en una patera.

El espectáculo era digno de un campo de
refugiados en Africa, decenas de
piezas de ropa se secaban al sol en improvisados
tendederos, una mujer
lavaba su ropa mojada en las duchas de la
piscina, mientras otros
inmigrantes dormitaban agotados tumbados en el
suelo. Un subsahariano
secaba sus zapatos al sol, y todavía con la cara
contraida, me contaba,
en ingles, el miedo que había pasado en la
patera.:"Pense que no íbamos
a llegar vivos, quiero dar gracias a Dios".

Un rato después, recortada sobre una blanca
pared de cal, veo una
sombra oscura y agachada que comienza a
gesticular. Me acerco y veo al
asustado inmigrante postrado de rodillas, alzando
sus manos al cielo y
recogiéndose en oración con las palmas de las
manos juntas. Me sobrecoge
la escena. A pocos metros otro inmigrante yace en
el suelo agotado.
Venciendo mi emoción y procurando no interrumpir
sus rezos levanto la
cámara y hago un par de fotos.

Un guardia civil se acerca curioso a la escena,
se detiene y observa la
situación. Encuadro al guardia, al que yace en el
suelo y al fondo al
que da gracias a su dios por estar todavía vivo.
Hago varias fotos y en
la ultima se ve al guardia con la gorra cogida
con las manos detrás de
la espalda, cabizbajo y respetuoso. Parece que le
está acompañando en
sus oraciones. . Hago un par de fotos mas de la
ropa al sol y me suena el
móvil: un cadáver en la playa de Zahara.

Salgo corriendo sin despedirme. 20 km. De camino
dos imágenes se mezclan
en mi cabeza: el hombre arrodillado dando gracias
por seguir vivo y la
imagen de un muerto sobre la arena. Llego a la
playa sobre las cinco de la
tarde. Esta cuajada de sombrillas, hace un día
espléndido y la gente se
baña en el agua caliente mientras otros toman el
sol. No veo el
cadáver, ni guardias, ni ambulancia ni ningún
movimiento extraño. ¿Ya
lo habrán retirado?.

Finalmente al fondo de la playa, veo algo raro.
Me acerco corriendo y
veo una cámara de televisión , a otro colega
haciendo fotos y un par de
periodisas libreta en mano. A pocos metros hay un
cuerpo en una posición
extraña. Tomo aire y recuerdo que el rollo casi
esta terminado. Levanto
la vista y veo una pareja sentada bajo su
sombrilla con el cadáver a
pocos metros. No se mueven de su sitio a pesar de
los periodistas, sus
cámaras y el muerto. Todavia jadeando disparo
tres veces. La 32, 33 y
34ª del mismo rollo del superviviente que
rezaba. Una de estas fotos es
la de la pareja, la sombrilla y el cuerpo del
inmigrante al fondo.

Me acerco mas mientras saludo a los colegas
periodistas. Camino hacia
el cadáver con una idea en la cabeza: desde el
otro lado se podrá ver el
muerto y la playa llena de gente disfrutando.
Nosotros y ellos en el
mismo espacio pero en dos mundos distintos. La
gente continua su vida
playera, se bañan, siguen tumbados, los niños
chapotean en la orilla.
Solo algunos bañistas, cinco o seis, comentan en
un corrillo la
tragedia. Me parece una falta de respeto y me
indigna. Sea negro o
blanco el muerto. Por desgracia no me sorprende
en absoluto. Es la misma
indiferencia que he visto tantos días con la
suerte de los inmigrantes.
No es asunto nuestro. Son erizos o bestias de
trabajo, no son "personas
humanas". En todo caso son delincuentes
peligrosos a los cuales debemos
temer y en consecuencia odiar. Vamos mejorando

Con los ojos voy buscando el mejor ángulo
mientras dejo atrás a los
colegas. Solo un par de metros mas oigo una voz
autoritaria: ¡No se
puede pasar¡ Me giro y me encuentro con un joven
a pecho descubierto en
traje de baño. Le miro con sorpresa y me dice que
es guardia civil. Le
digo que soy periodista pero se niega a dejarme
acercar al cadáver.

Doy un rodeo y llego a las rocas que se dibujan
al final de la playa. El
guardia me da espalda. Ante mi el cadáver del
inmigrante y una playa
llena de gente y sombrillas. La primera, la de la
pareja de la primera
foto.

Después de un buen rato esperando algo nuevo
decido bajar de las rocas
cuando veo un grupo de gente que se acerca.
Distingo uniformes y
reconozco al sargento que esa misma mañana daba
instrucciones a sus
agentes de cómo preparar un biberón, mientras se
rascaba el bolsillo
para pagar la leche materna con la que alimentar
a los dos bebes de uno
y dos meses que había sobre su mesa del
cuartelillo mientras les
cambiaban los pañales. Nunca pense que iba a ver
una cosa así.
El sargento de uniforme se acerca al cadáver con
dos guardias en
camiseta y pantalón corto. Lo reconoce y ordena
cubrirlo, alguien
aparece con una festiva toalla y lo tapan. Los
colegas periodistas
graban y filman la escena .
La marea ha subido desde que los guardias en
bañador sacaron el cuerpo
que flotaba en el agua. El sargento ordena
llevarlo un poco mas arriba.
El muerto queda boca arriba en una extraña
posición y un poco mas cerca
de la pareja de la sombrilla que, ahora tumbados
observan toda la
escena. Algunos curiosos se acercan a mirar.

Me acerco y saludo al sargento y a otros dos
guardias que reconozco.
Intercambiamos unas palabras de horror. El
sargento llama por el móvil y
habla con quien parece ser el juez de guardia. Le
informa sobre el
macabro hallazgo y contesta: "si, es un hombre
negro". " A sus ordenes"
y cuelga con violencia la tapa del móvil. Ni a
los jueces les interesa
esta pobre gente. El juez acaba de delegarle el
levantamiento del
cadáver. No se va a tomar la molestia de venir.

Hace calor, mucho calor. En la escena de la
tragedia solo quedamos un
par de guardias y yo. Los periodistas se han ido.
El cadáver cubierto
ahora por una sabana se calienta al sol que baña
a la pareja, que sigue
en el mismo lugar, detrás de ellos la vida de la
playa sigue su curso.
Risas de niños, chapoteos mientras el sol empieza
a bajar.

El tiempo sigue pasando, ya solo quedamos un
guardia y yo vigilando el
cadáver. Hago algunas fotos de parejas en biquini
y bañador paseando cogidos de
la mano a pocos metros del cadáver cubierto y del
guardia. La vida
sigue.
Casi dos horas después de mi llegada veo venir a dos hombres
llevando un ataúd que pasan
al lado de la pareja tumbada a la sombra de su
sombrilla. Hago la foto.
Depositan el féretro junto al cadáver. Uno de
los funerarios se saca la
arena del zapato mientras conversa con el
guardia.
Mas tarde llegan unos señores de paisano y empiezan
a fotografiar el
cadáver desde todos lados. Al principio pienso
que son mas periodistas,
pero uno de ellos me dice que no haga fotos y
entonces descubro que son
del servicio de identificación de la guardia
civil. Tengo algún roce con
él mientras le toman las huellas al muerto, hasta
que se convence que no
me interesa su cara. Hago mas fotografías
mientras lo introducen en la
caja.
Cuando acaban su trabajo dos guardias ayudan
a los de la funeraria a llevar el ataúd a través
de la playa. Sigo
haciendo fotos. En una se ve el traslado y al
fondo una feliz pareja
juega a las palas. La pareja de la sombrilla ha
desaparecido. Un niño
muy curioso corre alrededor del ataúd durante
parte del camino.

Cuando llegan a las escaleras unos gritos llaman
la atención de los
guardias y los funerarios. Los cuatro dejan el
ataúd solo y van a hablar
con las señoras que los llaman.
Han encontrado la
chaqueta del
inmigrante muerto. La señoras se van y los
guardias revisan la prenda.
En el suelo depositan un pañuelo, un cepillo de
dientes, uno del pelo,
un billete de mil duros, una foto del Papa, un CD
de Bob Marley y algo
que hace “sospechar”
de la segura delincuencia
peligrosa del inmigrante,
encuentran un metro, un metro de medir.

Hago varias fotos que convierten al bulto negro
de la playa en una
"persona humana" con amores y sueños: hijo,
cristiano, amante de Marley,
limpio, pobre y trabajador. A quien le importa.

Los guardias también encuentran varias
fotografías envueltas en
plástico: una de ellas debe ser de su bautizo a
la africana, bañándose
vestido de blanco en una playa, otras de él mismo
y tal vez sus
hermanos. Otra foto me impresiona: una antigua,
en blanco y negro, de
quienes debieran ser su padre y su madre, quienes
nunca sabrán que le
paso a su hijo, nunca sabrán por que no les
escribe o les llama.

Nadie reconocerá el cadáver, no portaba ninguna
documentación. Un
guardia con blancos guantes quirúrgicos sujeta la
foto de los padres
sobre el ataúd. Disparo por ultima vez. He pasado unas
cuaro horas en la
playa de la tragedia y cuarenta días mas para
poder documentar lo que pasaba
en Tarifa . Son aproximademente las 8 de la tarde del día 2
de Septiembre de 2000.

Javier Bauluz

 
Resolucion del PLENO del

CONSELL DE LA INFORMACIÓ DE CATALUNYA


Barcelona 6 de Mayo de2003

“LA PONENCIA ESTIMA COMO FALSAS, INJUSTAS Y SIN RAZON LAS DECLARACIONES DE ARCADI ESPADA” SOBRE JAVIER BAULUZ Y SU FOTOGRAFIA DE UN INMIGRANTE MUERTO EN UNA PLAYA DE CADIZ FRENTE A UNA SOMBRILLA CON DOS BAÑISTAS SENTADOS.

TAMBIEN INDICA LA PONENCIA QUE ESTA FOTOGRAFIA “REFLEJA LA TRAGEDIA DE LA INMIGRACION DE UNA MANERA VERIDICA Y AJENA A CUALQUIER TIPO DE MANIPULACION Y NO MENOSPRECIA LA DIGNIDAD DE LAS PERSONAS NI SUSCITA DISCRIMINACIONES”.

EN EL ACUERDO FINAL, EL CONSELL DICTAMINA QUE JAVIER BAULUZ “HA REALIZADO UN TRABAJO HONESTO EN EL ENTORNO DE UN TEMA DE MAXIMA SENSIBILIDAD SOCIAL”

MIENTRAS QUE “ARCADI ESPADA CON SUS AFIRMACIONES HA VULNERADO LOS ARTICULOS 1, 2 Y 12 DEL CODIGO DEONTOLOGICO DE LA PROFESION PERIODISTICA DE CATALUNYA”.

Articulos vulnerados por Arcadi Espada

1. Observar siempre una clara distinción entre los hechos y las opiniones o interpretaciones, evitando toda confusión o distorsión deliberada entre ambas cosas, asi como la difusión de conjeturas y rumores como si se tratara de hechos

2. Difundir unicamente informaciones fundamentadas, evitando en todo caso afirmaciones o datos imprecisos y sin base suficiente que pudieran lesionar o menospreciar la dignidad de las personas y provocar daño o descredito injustificado () asi como la utilizacion de expresiones o calificativos injuriosos.

12. Actuar con especial responsabilidad y rigor en el caso de informaciones u opiniones con contenidos que puedan suscitar discriminaciones por razones de sexo, raza, creencias, extraccion social y cultural y ¿??, asi como incitar al uso de la violencia, evitando expresiones o testimonios vejatorios o lesivos por la condicion personal delos individuos y su integridad fisica y moral

La resolucion del consell se tomo por UNANIMIDAD en su reunion plenaria del 06-05-2003

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Sobre

El Consell de la Informació de Catalunya

El Consell de la Informació de Catalunya és un organisme d'arbitratge, privat i independent, representatiu i plural que, al marge de les atribucions dels òrgans judicials, vetlla pel compliment dels principis i criteris del Codi Deontològic de la professió periodística a Catalunya..

El Codi Deontològic és una declaració de principis que, sustentada en dotze criteris, vol estimular la constant reflexió autocrítica sobre els valors ètics que han de prevaler en l'exercici de la professió periodística.

EL SIGNEN

1. Col·legi de Periodistes de Catalunya
2. Mitjans de comunicació social de Catalunya
3. Facultats universitàries catalanes amb estudis de periodisme
4. Sindicat de Periodistes de Catalunya
5. Professionals de la informació de Catalunya

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PRESIDENT

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Advocat, Premi Degà Roda Ventura. Periodista, exredactor en cap de "La Vanguardia". Escriptor, Premi Planeta, Premi Ciutat de Barcelona de Cinema. Autor de diversos llibres i col·laboracions.

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Periodista. Titulat per l'Escola Oficial de Periodisme. President Honorari de l'Associació de Periodistes d'Informació Econòmica de Catalunya

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Joan Majó Cruzate
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Manuel Parés Maicas
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Doctor en Ciències de la Informació per la Universitat Autònoma de Barcelona. Diplôme d'Études Approfondies a l'École des Hautes Études en Sciences Sociales a Paris. Catedràtic de Teoria de la Comunicació de la Universitat Pompeu Fabra. Activitats de recerca i investigació. Autor de diversos llibres

Sebastià Serrano Farrera
Doctor en Filologia Romànica. Catedràtic de Lingüística General de la Universitat de Barcelona. Professor visitant d'universitats com Berkeley (Califòrnia), Buenos Aires, Roma, Mèxic, París i Sant Petersburg. Autor de diversos llibres


El Consell de la Informació defiende la foto de Bauluz sobre la inmigración

Arcadi Espada vulneró el código deontológico al negar la autenticidad de la fotografía que reflejaba la tragedia del Estrecho

LA VANGUARDIA - 13/06/2003
Barcelona. (Redacción.) – El Consell de la Informació de Catalunya considera que las acusaciones vertidas por Arcadi Espada contra una fotografía de Javier Bauluz publicada en el Magazine de “La Vanguardia” son “falsas, injustas y fuera de toda razón”. El consejo en pleno de este organismo considera que Espada vulnera tres artículos del código deontológico de la profesión periodística cuando niega la autenticidad de una fotografía tomada el verano del año 2000 en una playa de Cádiz y en la que aparece una pareja de bañistas en primer término con el cadáver de un inmigrante al fondo.

En su dictamen, el consejo considera que Arcadi Espada incumple el artículo 1 del código deon- tológico, que establece la necesidad de “observar siempre una clara distinción entre hechos, opinión o interpretaciones, evitando toda confusión o distorsión deliberada de ambas cosas”. Asimismo, incumple el artículo 2, que exige “difundir únicamente informaciones fundadas”.

Al negar la realidad que reflejaba la fotografía, Espada también vulnera, según el consejo, el artículo 12 del código, que reclama que los periodistas actúen “con especial responsabilidad y rigor en el caso de informaciones y opiniones con contenido que pueda suscitar discriminaciones por razón de sexo, raza, creencias, así como incitar a la violencia”.

Tras aparecer en el “Magazine”, la foto fue publicada en la portada de “The New York Times” y recibió el premio Godó de Fotoperiodismo. Dos años después, Espada descalificó la imagen en “Diarios” y en las entrevistas de promoción del libro.

El consejo está formado por diecinueve prestigiosos profesionales de distintos ámbitos de la sociedad. Javier Bauluz es el único español al que le ha sido concedido un premio Pulitzer.


http://www.lavanguardia.es/web/20030613/51140371489.html

 

.Sobre las afirmaciones de Espada

LA VANGUARDIA - 02.47 horas - 15/12/2002
El Defensor del Lector
JOSEP MARIA CASASÚS*
ombudsman@lavanguardia.es

El caso de la foto premiada

Me dice el lector José Salvatierra que en Tele 5 vapulearon una foto de Javier Bauluz. Es una foto que fue publicada originalmente en el “Magazine” de “La Vanguardia” y después en la portada de “The New York Times”, distinguida con el Premio Godó de Fotoperiodismo y finalista en el certamen Rory Peck de televisión independiente.

Expone el lector su indignación por lo que oyó en aquel programa de televisión a propósito de la citada fotografía: “El periodista Arcadi Espada afirmó que aquella foto de un inmigrante muerto en la playa es una falsedad, una estafa. Como lector fiel a ‘La Vanguardia’ le pregunto si este diario piensa dar explicaciones sobre este caso”. La consulta es procedente. Pido explicaciones.

La foto forma parte de un reportaje publicado en el “Magazine” del 1 de octubre de 2000. Planteo el asunto a Josep Carles Rius, uno de los subdirectores del diario, debido a que el citado suplemento se integra en el ámbito de sus competencias.

Extracto las sucesivas alegaciones del periodista Rius a mis preguntas: “Esta foto que el lector vio en televisión la comenta también Arcadi Espada en ‘Diarios’. Es una de las fotos del reportaje, realizado por José Bejarano y Javier Bauluz, que reflejaba tanto una cierta anestesia colectiva como la reacción solidaria de algunos sectores de la población ante la tragedia de la inmigración y los naufragios de pateras que en aquel verano del 2000 arrojaban cientos de víctimas mortales a las playas andaluzas”.

Centrémonos. Las objeciones apuntan sólo a una fotografía, no al reportaje.

Continúa Rius: “Espada elige una fotografía del reportaje, la extrae de su contexto periodístico (tanto del resto de imágenes como del texto) y construye una teoría que nada tiene que ver con la realidad que se vivió en aquella playa de Zahara de los Atunes una tarde del mes de septiembre del año 2000. La foto que abre el reportaje bajo el titular ‘Muerte a las puertas del paraíso’ muestra a una pareja de bañistas bajo una sombrilla y al fondo el cadáver de un inmigrante sobre la arena. En las páginas siguientes se publican fotos de las pertenencias de la víctima, de agentes de la Guardia Civil introduciendo el cuerpo en un ataúd y posteriormente trasladándolo por la playa con una pareja al fondo jugando a palas en la orilla. El reportaje sigue con fotos de guardias civiles y vecinos ayudando a inmigrantes ateridos que acaban de llegar en otras pateras, y se completa con el testimonio de Silvia, una mujer que, embarazada, cruzó media África (desde Sierra Leona) para encontrar un futuro para su hijo”.

¿Por qué se ha dicho que la foto es falsa?, pregunto.

Rius contesta al defensor del lector: “Espada parte de un dato absolutamente falso cuando dice: ‘A Bauluz le bastó para construirla (la foto) con un encuadre que aislara a las otras figuras presentes en el drama: policías, médicos, leguleyos, personal de asistencia, curiosos, bañistas, y una óptica adecuada que colocara en una falsa cercanía a los bañistas y el cadáver’”.

Sostiene Rius: “La fotografía no está tomada con ninguna óptica que deforme la realidad y cualquier experto en fotografía lo aprecia a simple vista. Los equipos que retiraron el cadáver no salen en la foto porque, desbordados por lo que ocurría aquellos días, tardaron horas en llegar. Los médicos y leguleyos simplemente no acudieron. En el reportaje se explica que ‘hace tiempo que los jueces y forenses de Algeciras dejaron de acudir al levantamiento de cadáveres. ¿Un inmigrante? Levántelo usted mismo, agente. La forma de retirar los cadáveres le recuerda al responsable de Protección Civil de Tarifa, Rodrigo Serrano, la limpieza de la contaminación’”.

Sin embargo, Espada afirma lo siguiente: “El autor de la fotografía y sus primeros editores dijeron que revelaba un hecho: la indiferencia de Occidente ante el drama de la emigración magrebí. Es, exactamente, en lo primero que debemos fijarnos, pues la foto no existe al margen de este dispositivo simbólico. El hecho que pretende reflejar no existió nunca. Nunca hubo esa relación de indiferencia, en una playa de la costa de Cádiz, entre los dos bañistas y el cadáver. Nunca hubo ese silencio ni esa soledad”.

¿No se particularizó abusivamente en esta foto la simbolización de la indiferencia?

Rius alega: “Evidentemente, no era sólo la indiferencia de la pareja de la foto, pero sí que la imagen transmitía una indiferencia colectiva. Y aquí está el segundo gran argumento esgrimido por Espada, que tacha la imagen de ‘pura ficción simbólica’. La fotografía capta un hecho (la pareja cerca del cadáver) y el periodista sabe cuál es el contexto de la foto y, por consiguiente, puede interpretarla. Y cuando Javier Bauluz, José Bejarano y los editores del ‘Magazine’ deciden darle el valor simbólico de la indiferencia es porque saben qué ocurrió aquella tarde en la playa de Zahara de los Atunes. Porque tienen la información y multitud de fotos que explican qué ocurrió (algunas de estas fotos resultan muy poco afortunadas para la pareja, que permaneció durante horas en el mismo lugar). Nada excepcional, lo que pasaba casi cada día, la normalidad ante la muerte de inmigrantes, pero que nadie había recogido, porque era mejor mirar hacia otro lado, en un silencio cómplice que algún día la historia echará en cara a este país. Espada no estaba allí, ni preguntó a los que estaban”.

En defensa de los lectores debo manifestar que en aquel reportaje no se falseó la realidad. De enero a septiembre del año 2000, los servicios de Protección Civil contabilizaron 263 cadáveres sólo en aquella parte de la costa de Cádiz. Los lectores tenemos derecho a conocer la realidad, aunque a todos, incluidos los periodistas, por supuesto, nos duela constatar la indiferencia humana, sin adjetivos geográficos o culturales, respecto a la muerte y al sufrimiento ajeno.

Reportajes como el comentado contribuyen a eliminar la ignorancia y la incomprensión entre los pueblos, a fomentar la solidaridad, a hacernos más sensibles a las necesidades y deseos de los otros.
http://www.lavanguardia.es/web/20021215/131713555.html

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Con el dedo en la llaga.

Salvador Martín. Periodista y Realizador de Television

TESTIGO de aquella tarde en la playa


Durante la tarde del 2 de septiembre del 2000 me encontraba en una de las playas más tristemente bonitas del litoral gaditano: la “Playa de los Alemanes” en el termino municipal de Tarifa. Y digo triste playa porque ese verano, más que una playa parecía una diana para las pateras que cruzaban el Estrecho con su carga humana: “los espaldas mojadas africanos”.

Junto con mi compañero de fatigas, Matías Guerrero, llevábamos más de un mes preparando un reportaje sobre la patética suerte de estos hombres, mujeres y niños, que despreciando el peligro de un cruce tan aventurado como alucinante, llegan a estas costas, jalón final de su periplo de sufrimiento y esperanza.

Aquella tarde de sabado, como otras tantas veces, nos dirigimos hacía allí cámara en ristre. Para nosotros era una triste rutina y en parte una motivación para nuestro trabajo: la denuncia de la macabra cotidianidad, que ante la impasibilidad de ambos gobiernos de las dos orillas viene produciéndose ininterrumpidamente. Todas las semanas eran requeridos nuestros servicios por las cadenas de TV para cubrir la información de estos acontecimientos.

Junto a la Guardia Civil realizábamos nuestra misión con la complicidad de turbadas miradas de impotencia. Hasta los veraneantes extranjeros afincados en los chalets colindantes a estas playas bajan a la arena con alimentos y ropas secas para estos “náufragos de la vergüenza del primer mundo”. Los agentes de la benemérita asienten tímidamente con un gesto que aflora en su mirada, permitiendo que tenga lugar el intercambio de asistencia humanitaria por sufrimiento... Pocas palabras, generosos gestos...

En esos momentos, nunca ha dejado de sorprenderme el silencio con el que transcurren los acontecimientos, roto únicamente por las instrucciones de los representantes de la autoridad, expresadas con suave firmeza.

Pero aquella tarde, que es lo que yo quería reflejar en este testimonio, muchos de los bañistas de la playa vieron un cuerpo que yacía inerte tumbado boca abajo cercano a la orilla, con sus miembros agarrotados mordiendo la costa, justamente bajo el faro de Punta Gracia, en donde termina la playa. Cuando nosotros llegamos el cuerpo se encontraba custodiado por un guardia civil en traje de baño. Esta imagen de aquella tarde que describo, era y sigue siendo algo habitual en las playas de este litoral mitológico de Gadir.

Se da la paradójica circunstancia de que en esas fechas se encontraba de vacaciones en su chalet, a menos de 200 metros del lugar de los hechos, el entonces Ministro del Interior Mayor Oreja y seguramente algún miembro de su familia en esos momento compartía la misma arena que el cadáver del emigrante.

Matías y yo hacíamos nuestro trabajo como siempre en estos casos, en silencio, comunicándonos con gestos automáticos de quienes han pasado horas trabajando juntos y conociendo la dinámica del tema. No éramos los únicos representantes de los medios, allí se encontraba Ana Zaragoza del diario provincial Informaciones, a la que habíamos avisado por tener conocimiento de que preparaba un reportaje para el Barbate Informaciones sobre la emigración en el litoral. Pero me llamo la atención, por la ubicación de su “tiro de cámara” y la discreción, un fotógrafo. Se notaba el “olfato” del gráfico avezado.

Fue Matías quien me dijo que se trataba de Javier Bauluz, premio Pulitzer. Sabía del colega y su trabajo, me gusto su traza y su ubicación de cámara, no llegamos a intercambiar dialogo alguno, cada uno nos encontrábamos a lo nuestro... Siempre pasa igual. Asistes a esta macabra ceremonia con todo el peso de su significado sobre tu cabeza sin apenas cruzar palabra, ni siquiera con los compañeros, si acaso un gesto con la cabeza y un levantamiento de cejas, las palabras tiene poco lugar. La imagen de Javier Bauluz es de tal fuerza y significación que ni siquiera una puesta en escena podría conseguir su realismo, su “veritée”...

Tomamos nuestras imágenes y partimos hacia la larga y empinada escalinata que lleva a la carretera de Zahara de los Atunes. No cruzamos palabra, el resuello era el guardián de nuestros pensamientos. El peso de la escena lo sentía en mi espalda. Recuerdo que hice un alto en la ascensión para recobrar el aliento. Abajo los veraneantes seguían disfrutando de su merecido descanso de vacaciones pagadas por una sociedad opulenta. Sus toallas, sus sombrillas, sus juegos de playa, sus cuerpos tumbados como una fritanga de piel resplandeciente y agradecida... Y allí, a la izquierda, bajo las rocas del faro de Gracia, el cadáver de África yace a escasos metros de los cuerpos europeos... Bauluz en cuclillas entre las rocas del faro. Supongo que medita, nuestra línea de pensamientos no debe de ser muy distinta... Siempre es así, por eso no se habla mucho cuando se acude a cubrir estos acontecimientos.

Más tarde, cuando ves las imágenes en la pequeña pantalla o en los diarios, solo son una noticia contaminada por la cotidianidad de los medios para la domesticación de lectores y espectadores....África se muere en las costas europeas mandando a sus hijos como cetáceos desesperados... ...Europa sigue impasible recibiendo su cadáver por entregas, con la indiferencia de quien lo tiene todo......Los hijos de Europa toman el sol placidamente en la misma playa en la que África muere......Los reporteros asistimos como notarios doloridos a dar fe del óbito...

Continué ascendiendo dando la espalda a la realidad de la que vengo. Con la cabeza gacha hacia la realidad de la que provengo, a la que vuelvo con un sabor agrio de muerte en la boca.

Ahora, dos años más tarde estas playas no han cambiado mucho. Tampoco la macabra mercancía que las aguas del Estrecho depositan en la arena. Como tampoco cambia la hipocresía de nuestra sociedad, lo constato cuando me entero que Arcadi Espada edita un libro en el que habla, de forma denostable y con vituperio, de aquella tarde de domingo de verano, y de los hechos que tuvieron lugar.

Relata en un capítulo de su pluma la falsedad de la realidad que yo vi y viví, y que otro compañero de profesión y jornada, con quien no cruce palabra, tan bien supo retratar con su ojo a través de la cámara y el gesto inapelable de su índice. Lo mas curioso es que el libro trata sobre periodismo, ética, honestidad y deontología, es decir la ciencia de los deberes bien hechos.

Lo más desgraciado del caso es que Espada tiene aula y sienta cátedra periodística para formar futuros colegas, desacreditando con denuesto el trabajo profesional de sus compañeros. E incluso llega a mandar a aventajadas alumnas a realizar espionaje de zapa a los compañeros que cubrieron los acontecimientos de aquella tarde. Que ingenuamente le proporcionan el material que solicita creyendo que su motivación es la sinceridad de su deontología incipiente. Esta claro que de tal palo, tal astilla.

No deseo establecer ni entrar en polémicas. Pero haría falta que borraran del disco duro de mi vida aquella tarde para que la olvidara. Arcadi Espada con su apellido trata de cercenar lo vivido aquel día por varios compañeros testigos directos de la realidad. De una realidad muy lejana para él y su espada a juzgar por sus métodos, púlpito, acólitos y falta de respeto a la profesión.

Aunque ya sabemos que hoy publica cualquiera, es lamentable que un profesional se deje llevar por intereses editoriales y se olvide del rigor objetivo de la realidad del que solo somos meros transmisores al servicio de la comunidad.

Por eso Arcadi Espada, siento decirte que te has cubierto de mierda, pero no te preocupes que solo lo sabemos unos pocos. Lo malo de esto es que huele, y su olor es tan nauseabundo cuando sentando cátedra tratas a las personas, sin respeto alguno, de mentirosos y viles, de falsificadores de la realidad.

Me parece raro que un premio Pulitzer, la portada del periódico más importante del mundo, La Vanguardia y yo mismo, como testigo de los acontecimientos, estemos equivocados. Y en cambio que tu, a quien no “amilana ni siquiera ser sujeto paciente de la compasión”, que no vas a ser premio Nóbel, ni vas a publicar en el New York Times, ni estuviste aquella soleada tarde de verano en aquella playa; no te des cuenta que de lo que habla la foto de nuestro colega Bauluz es precisamente del autorretrato que tu haces de ti mismo en tu panfleto descalificador.

Yo prefiero que la diosa Fortuna conserve muchos años a Javier Bauluz ese ojo y el certero y decisivo gesto de su índice, porque un gesto vale más que mil imágenes.


Salvador Martín.
Realizador Documentalista.
Domingo, 12 de enero de 2003.

Varios testigos más de aquella tarde se manifestaron indignados ante las acusaciones de Arcadi Espada: "Negar la realidad de esa fotografia es como querer negar una realidad repetida continuamente desde hace ya varios años en toda esta zona" afirmó uno de los tres guardias civiles consultados recientemente y que intervinieron en el caso. Otro de los guardias manifestó que "una foto de una corrida de toros no es falsa porque en la imagen salgan solo el toro y el torero, es lo lógico". El cámara de televisión José Matías también se mostró indignado con las manifestaciones de Arcadi Espada y confirmó la veracidad de la realidad que muestran las fotografías de Javier Bauluz , tambien se manifesto dispuesto a aportar las imágenes de vídeo realizadas por él esa misma tarde.


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LA VANGUARDIA - 19/12/2002
CARTAS DE LOS LECTORES

Espada y sus libros

Celebro que el defensor del lector de “La Vanguardia” haya demostrado (15/XII/ 2002) que, para variar, Arcadi Espada pretende vender libros utilizando los métodos periodísticos que presuntamente combate: la falsedad, la manipulación de datos y las medias verdades.

Espada se dedica a explicar lo que le parece que ocurrió o lo que le gustaría que hubiese ocurrido, aunque nunca haya estado en el lugar de los hechos.

Este sistema también lo están utilizando con éxito los ex concursantes del “Gran Hermano” en las revistas y en los programas de cotilleos. Sigo admirando el trabajo de Javier Bauluz a pesar de los repetitivos sermones de Espada.

BERTA DUPASQUIEU
Guardiola de Berguedà

http://www.lavanguardia.es/web/20021219/132863130.html
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INSULTOS CONTRA LA HONESTIDAD

PEPE BAEZA

Editor de Fotografia del Magazine

El insulto es la forma más eficaz de hacer imposible el intercambio de puntos de vista. Es difícil responder a alguien con argumentos cuando las primeras palabras del otro son insultos gravísimos. Me refiero al texto de Arcadi Espada que se refiere a la fotografía de Javier Bauluz de la pareja sentada bajo la sombrilla con el cadáver de un africano a escasa distancia.

Una foto publicada originalmente en el “Magazine” de “La Vanguardia”, de cuya edición gráfica me ocupo. Considero que esa imagen es uno de los mejores ejemplos de periodismo crítico, comprometido y movilizador de los últimos tiempos. Una foto que forma parte de un reportaje, de un contexto compuesto por otras fotos equivalentes, más un texto, unos titulares y unos pies de foto que configuran un sentido global que el ataque de Espada debe dejar deliberadamente oculto. Sólo existe, para él, esa foto; y sin poder negar su autenticidad la descalifica como “¡falsa, falsa, falsa!”. ¿Por qué? Nunca queda claro, más allá de los apriorismos de “repugnante mentira”, “pura ficción simbólica”, “zafia pamplina”, “jueguecito de pulitzers inmorales”. Si Espada hubiera buscado responsablemente abrir un debate a propósito de esas fotos, tendría que haber buscado otra forma de hacerlo. Así pues, ¿qué es lo que buscaba? Que él mismo se lo pregunte.

El desarrollo de lenguajes visuales fotográficos capaces de darnos información, interpretación y de paso contribuir a nuestra movilización solidaria como ciudadanos queda resumido así por Espada: “El discurso del fotógrafo [Bauluz, en este caso] se instala, pues, en la pura ficción simbólica. Puede hacerlo gracias al largo entrenamiento que gentes de su oficio y con similares estrategias llevan aplicando al lector desde la violenta y exitosa irrupción de la fotografía en los periódicos”. Le molestan las fotos periodísticas; tiene derecho, aunque sea una postura irresponsable que cede el uso de los territorios visuales a otros fines menos dignos. Pero no tiene derecho a insultar gravemente a quien elige la fotografía de realidad -nada ficticia, por cierto, aunque siempre subjetiva- como forma de dar información sobre los seres humanos incluyendo toda la carga de simbolismo y el uso de metáforas que conlleva cualquier forma de expresión humana mínimamente elaborada.

Si alguien quiere obtener legitimación y prestigio, es el autor de un texto que condena -sin haber hablado nunca con él- a un fotógrafo solidario, valiente y comprometido como Bauluz. Hasta sabe mal dedicar atención a un texto tan puramente difamatorio. Pero hay que hacerlo para que no parezca que dejar sin respuesta estos ataques es concederles razón alguna.

Me siento íntimamente comprometido con la publicación de ese trabajo. Me llena de orgullo haber contribuido a su publicación. ¿Contradicciones? Por supuesto; me hubiera gustado que la pareja hubiera plegado la sombrilla ese día y que, puestos en pie, hubieran adoptado una postura de respeto hacia el ser humano muerto junto a ellos, más allá de si otros en la misma playa, más alejados, se mantenían aparentemente indiferentes. Claro que nunca podemos estar en la cabeza de otros y saber qué sentían, y por supuesto la foto no se publicó para crear un problema a la pareja; en cualquier caso, en el dilema real de si publicarla o no, para mí, es abrumador el peso de la carga ética de abordar por vez primera la relación de la sociedad española con esa inmensa fosa común que es el Estrecho y cuya responsabilidad, al menos en una parte, corresponderá a la decisión política de hacer prevalecer el concepto de disuasión frente al concepto de salvamento y acogida, con la indiferencia mayoritaria de la sociedad como condición necesaria.

Pero esta parte del análisis no interesa a Espada, que ridiculiza la “modestia franciscana” de Bauluz. Desde luego, es un rasgo de carácter que no comparten.
El texto de Claudio Magris escogido para condenar el trabajo de Bauluz es en cambio un prodigio de intuición y sensibilidad para interpretar un caso casi idéntico. “… las formas encierran siempre una auténtica sustancia y no es lo mismo reírse a un metro que a quinientos metros de distancia de un hombre que se muere o está muerto.” El trabajo de Bauluz, como el que Espada toma como ejemplo, insta a pedir perdón. Y para eso está hecho. Es cierto que la indiferencia de Occidente se manifiesta de formas mucho más dolorosas que disfrutando de la playa junto a un inmigrante muerto. Pero también se manifiesta así. Y si el color de la piel no tiene relevancia en el necesario respeto a un muerto, la diferencia política entre el otro caso que cita Espada en su escrito, el accidente ocasional de un bañista, y las 600 muertes previstas en el Estrecho para los próximos 12 meses hace el trabajo de Bauluz inmensamente esclarecedor, responsable y necesario desde un punto de vista moral y político. Me gustaría, por cierto, saber qué opina Magris de ser citado extensamente para desacreditar a Bauluz.

A Espada le molestan los fotógrafos que se hacen testigos de la brutalidad: “No cazamos, dirían. Sólo trabajamos con cadáveres”. Efectivamente, los cadáveres que otros, no el fotógrafo, provocan y cuya visión los poderes intentan, una y otra vez, obstaculizar en todo el mundo.

Frente a la foto de glamour, la fotografía de testimonio es cada vez más perseguida por diferentes órganos represivos y peor pagada por el “mercado”. Y la otra parte de la tenaza es el pensamiento posmoderno (premoderno, en este caso) que la castiga, bien como desfasada e inútil, bien como inmoral. Los fotógrafos testimoniales están en peligro de extinción, y si se quiere contribuir al necesario debate crítico sobre su función, no se puede empezar insultando. Lo más perverso del planteamiento de Espada es intentar que a aquellos que buscan los caminos para realizar un periodismo responsable y solidario se les espere con la descalificación insultante, violenta y paralizante de quienes, a lo mejor impremeditadamente, comparten objetivos con la censura implícita que inmoviliza a gran parte de la prensa; hasta intentar, en palabras de Kundera, que la víctima busque incansable su culpa. Pero no hay culpa en Bauluz. Creo que sí, de egolatría y de inutilidad, en Espada.

¡Verdad, verdad, verdad! Las fotos de Bauluz son humana verdad, inestable, incompleta y subjetiva si se quiere, pero verdad frente a tanta vacuidad; verdad frente a los comentarios venenosos de quien dice hacer periodismo insultando a quienes lo hacen de verdad. Contestemos porque hay que hacerlo, y después que cada cual siga su camino y que el tiempo ponga a cada uno en su sitio.

PEPE BAEZA
Editor Fotografia del Magazine La Vanguardia.
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EL PERIODICO
La cruz de creer
JORDI GRACIA
La CRíTICA de "DIARIOS" Autor: Arcadi Espada


Me fui de cabeza al último libro de Arcadi Espada y ahora sé que la ha perdido él o la he perdido yo. Diarios es el libro de un hombre herido hasta el fondo, víctima del furor defensivo y de una devoción que es dañina, destructora: la de la verdad preilustrada, monolítica.

Padece el estigma de la fe, y quizá por eso se ha deshecho de los mimbres intelectuales del siglo XX, que ha vivido tan inseguro de sus verdades, y ha recalado en el siglo XIX, en el mejor de los casos la verdad la dictaba un reverendo muy tronado. El eje de estos Diarios es netamente religioso: la verdad es una y es pura como la inmaculada concepción.

Con una candidez rara, un rato filistea y otro rato ampulosa de cólera divina, dice que la suya es la verdad de los hechos, que por lo visto es una verdad de toma pan y moja, que dice un amigo. Lo mejor del libro tiene el defecto de ser obvio y de estar muy poco trabajado para un lector culto (no digo para un alumno de periodismo, al que quizá conviene despejar a tortazo limpio, o con golpes de efecto y trucos que reproducen los del periodismo amarillista, estrictamente demagógico). Denuncia el periodismo de la pereza, manso a la verdad fabricada, mientras que por boca de Espada habla la rectitud inspirada por la verdad sin eufemismos ni martingalas, derecha al bulto.

El género del diario le ha jugado una mala pasada auténtica porque le ha prestado la coartada para escribir sin comprometer íntegramente la inteligencia, que ha cedido al calor de la efusión y la confesión. Y el diario de escritor es formato demasiado sensible para resistir eso sin mucha vigilancia: suele desnudar las carencias de cada cual y sólo a veces las virtudes. La inteligencia de Espada se ha subsumido en una fe que está disminuyendo al autor de al menos dos libros perdurables y necesarios, y un libro necesario es un libro muy raro y muy difícil de hacer (uno perdurable ya ni te cuento). Fueron Contra Catalunya y Raval. Y las consecuencias de publicar y defender el segundo me temo que están en el origen del desplante torero y el perfil matador de estos Diarios, o de esa irritabilidad que lo pone hecho unas auténticas cabras cuando alguien escapa a una ley de la verdad que en su caso tiene un deje totalitario, yo diría que desaconsejable entre personas con lecturas bien hechas (Fernando Savater y Jon Juaristi estaban en el jurado y me gustaría oír su defensa de este premio Espasa de Ensayo).

Estos diarios desbarran demasiadas veces, exudan fe en la verdad única y revelada contra el infiel, como ese rufián que la ensucia poniéndole adjetivos o, peor, haciendo novelas. Los novelistas se dedican hace siglos a desactivar con cordura verdades únicas, y no me extraña que le turben tanto el juicio a Espada, porque no entiende, en sentido literal, lo que es una novela. Manda a las mazmorras a Javier Cercas y, con él, a los novelistas, porque son sujetos de vida muelle (la frase podría estar en Camino, de Josemaría Escrivá de Balaguer) en lugar de periodistas o historiadores devotamente arrodillados ante la virgen de los hechos. El delirante suele olvidar que el enemigo lo lleva dentro, y eso lo dijo mejor que nadie Rafael Sánchez Ferlosio (pero igual es sólo novelería):"Nada hay más peligroso para uno que estar cargado de razón ni nadie más peligroso para los demás que el que está cargado de razón".

La santa intransigencia se le ha comido la lucidez a este gato celoso de su gata, porque, aunque grite todo lo que grita, sólo la Iglesia ha sabido fingir la creencia en una verdad única y parece mentira que esa tradición haya dejado secuelas tan desvalidas como estos diarios cargados de razón y, como la carga de los buques que naufragan, razón mal estibada.

http://www.elperiodico.es/libros/default.asp?idpublicacio_PK=13&idioma=CAS&idnoticia_PK=12582&idseccio_PK=206&h=
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MEDICOS SIN FRONTERAS. España
CARTA a JAVIER BAULUZ

Cuando Javier Bauluz nos hizo llegar sus fotos de Tarifa (muchas más que la famosa de la pareja bajo la sombrilla con el emigrante muerto a poco metros), en la sede de MSF nos indignamos.

Realmente, la foto sirvió para lanzar una misión exploratoria con un equipo de voluntarios que condujo a una intervención humanitaria a "pie de playa" entre Tarifa, Ceuta y Fuerteventura.

En MSF, el valor simbólico del conjunto de su trabajo refleja bastante lo que nuestros equipos han vivido trabajando con las poblaciones en peligro en el sur del Estado.

Son mensajes claros sobre la incapacidad por parte del Estado de dar una respuesta global a una cuestión que, año si y año también,supone muchas muertes.

Existe una crisis, con sus consecuencias humanitarias evidentes y graves, que desde el Sur de España cuestiona ahora a todo el continente europeo.

Las fotos de Bauluz nos interpelan y nos pueden llegar a incomodar. Pero seamos claros, nos abren los ojos de la conciencia.

Queremos desde aquí agradecer a Javier su trabajo en Tarifa como en otras partes del mundo. Su cámara se ha convertido en una herramienta de sensibilización y constituye un paso más en esa dura, pero necesaria, tarea de construir un mundo mas solidario.

Eric Stobbaerts
Director MSF España
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Presidenta de Amnistía Internacional. España.
Carta a Javier Bauluz

Querido Javier:

He tenido la oportunidad de ver que en algunos medios de comunicación han aparecido, a raíz de la publicación de un libro, distintos comentarios críticos respecto a la fotografía tuya que publicó en su día el New York Times. He tenido ocasión de ver, también, otras fotografías que tomaste en la misma sesión y que reflejan distintos momentos del levantamiento del cadáver que aparece en la foto objeto de los comentarios que señalo arriba.

Quisiera aprovechar la ocasión para transmitirte el agradecimiento de Amnistía Internacional por tus trabajos sobre la inmigración, que en unas ocasiones reflejan el rostro más duro de la realidad y en otras el rostro más amable, y que en todo caso nos ayudan a poner de manifiesto las difíciles situaciones que se producen en nuestro país en contexto de un aumento creciente de la inmigración.

Recuerdo especialmente una fotografía tuya que incluimos en nuestro informe "España: Crisis de Identidad. Tortura y malos tratos de índole racista a manos de agentes del Estado" en la que aparece un guardia civil dando el biberón a un bebé que acaba de pasar por la experiencia de llegar a nuestro país a través del Estrecho de Gibraltar, fotografía que nos sirvió para ilustrar la labor humanitaria que, excediendo sus competencias, realizan algunos agentes del Estado en España ante las consecuencias de la inmigración.

Esperamos poder seguir contando en el futuro con tu trabajo, comprometido con una realidad dura que quisiéramos cambiar cuanto antes y muy oportuno para ayudarnos a trasladar a toda la sociedad, a través de la fuerza de las imágenes, nuestras preocupaciones en materia de derechos humanos.

Recibe un fuerte abrazo,

Eva Suárez-Llanos
Presidenta de Amnistía Internacional en España

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Bajese por este lado del mapa, profesor
Juan José Téllez
Tiene razón Arcadi Espada: el encuadre es determinante en el documento gráfico que pretende desmontar en ese capítulo de su libro. Esto es, la fotografía de Javier Bauluz es sesgada. Pero, ¿qué información no lo es?
A buenas horas, mangas verdes. Los periodistas somos los ciegos que describen a un elefante: unos eligen la trompa, otros la cola, algunos las orejotas y demasiados las tripas. Informar es elegir. E informar es opinar. Los periodistas, eso se sabe, no son ángeles por encima del bien y del mal. Cada uno toma posiciones en la esquina desde la que quiere contar una historia. Al maestro Arcadi le parece legítimo y plausible que unos bañistas decidan proseguir tranquilamente con su jornada playera, a pesar de que un cadáver les importuna el paisaje y Javier Bauluz considera reprobable esa normalidad, esa convivencia con la muerte. ¿Cuál de las dos actitudes es más inmoral? Ni lo se ni me importa, porque la moralidad tiene que ver con el ámbito de la religiosidad y mi corazón descreído me empuja en brazos de otro concepto, que es el de la ética. Y, desde la perspectiva de la ética civil, creo que Javier Bauluz, equivocado o no como cada ser humano, cumple su propósito: zarandea el vegetal en el que a veces se convierte a la opinión pública y le grita que la muerte tendría que seguir siendo un acontecimiento lo suficientemente sublime y escalofriante como para cerrar las sombrillas de la costumbre y postrarnos, al menos, estupefactos ante el desenlace de los otros que, más temprano que tarde, será el nuestro. En el mundo de lo superguay, la muerte es un tabú. En un mundo light, la muerte resulta incómodamente hard.
Hace años que muchos vecinos del Estrecho intentan evitar que los cadáveres de los espaldas mojadas se conviertan en fríos números de una estadística siniestra. Periodistas o no, intentan averiguar por qué vinieron, cuál es su nombre, qué mundo dejaron atrás. Tratan, a menudo inútilmente, de que nadie les tome por simples pecios sin alma arrojados a esta orilla de la globalización. Un amigo, a la sazón guardia civil, me reprochaba un día: "¡Nadie monta una ONG por los que mueren cada fin de semana en las carreteras!". Pero es que el muerto de la fotografía de Bauluz, como muchos otros, no ha muerto en un accidente de tráfico. Es un crimen, pensamos muchos. Pero, es más, ¿cuántos domingueros proseguirían con su apacible picnic ante el turismo empotrado justo en la curva junto a la que ellos celebran una merienda campestre?. ¿Cuántos despreocupados deportistas matinales seguirían haciendo footing si ante sus propias narices alguien le hubiera descerrajado un tiro en la nuca a otro viandante? El Estrecho triplica, en tan sólo quince años, el número de muertes que llevan la siniestra firma de ETA desde los años 60. La opinión pública española, ¿reacciona de la misma forma ante unos muertos y otros? ¿Hay muertos de primera o de segunda categoría?. Javier Bauluz sospecha que hay más de lo segundo que de lo primero. Yo, también, pero son criterios personales, instranferibles, probablemente erróneos. Líbrenme los dioses lares de nuestra estúpida profesión de adoctrinar a los fieles sobre quienes estamos o no cargados de razón, en este albur o en otros.
Esa foto, la de Bauluz, es una elección, insisto. Cumple religiosamente con la máxima que podía leerse en aquel viejo periódico del Far West que aparecía en las viñetas de Lucky Luke y que podría definir el papel de cierto periodismo: "Independiente, siempre. Imparcial, nunca". Y Bauluz asume dicho rol desde una militancia más entusiasta que escéptica, no sujeta a siglas, que ya me gustaría compartir siempre. Cuando le comunicaron que le habían otorgado el Pullitzer por una foto-repelús obtenida en ese carnaval mediático que suele ser Africa, el menda estaba en Chiapas echándole un cable a las comunidades indigenas, una vez concluido un reportaje sobre la insurrección zapatista. Bauluz no es como esas factorías fotográficas rodantes con nombres prestigiosos entre la progresía que llegan a la noticia, enfocan, disparan y si te vi no me acuerdo. No es como esos otros apellidos ilustres del oficio, que lo mismo suenan a restaurante francés que a cantante de sambas, y que ponen su firma a las mejores placas que un ejército de negros obtiene durante horas y horas de turnos de vigilancia y metros y metros de negativos, obtenidos con la pena de muchos para la gloria de uno solo. Bauluz es su propia agencia, él y una cámara.
A Tarifa, llegó en su furgoneta desde Asturias, en las antípodas del continente ibérico. Ni tiene mansión ni tiene nomina. Sacaría mucho más de paparazzi o de fotógrafo de cámara, valga la redundancia, de algún ministro. Cuarenta días estuvo durmiendo en aquel trasto o en la casa que le prestó un médico tarifeño. Entre foto y foto, ayudaba a decenas de inmigrantes fugitivos a escapar de la almadraba policial del Estrecho, para que se buscaran la vida en esa Europa que se quiere fortaleza. ¿Era inmoral hacerlo, Arcadi Espada? Desde luego, es ilegal. Y yo también incurro, cada vez que puedo, en ese mismo delito. Venga al sur, querido profesor, cuando usted guste. Baje por este lado del mapa y hablemos tranquila, sesuda, intelectualmente de esta cuestión, tomándonos unas cañas frente a un par de muertos.

Juan José Téllez Rubio

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EL ENCUADRE DE LA VERDAD .

Jorge Bezares Bermúdez.
Director del Diario EUROPA SUR. Algeciras


La foto de Javier Bauluz puede que sea un encuadre manipulado y que la periodista Marga Zambrana pueda demostrar que los bañistas posaron para el fotógrafo y que éste llegara incluso aislar al resto de las figuras presentes en la tragedia que se vivía en esos momentos en la playa tarifeña para transmitir una verdad manipulada: la indiferencia de Occidente ante el drama de la emigración magrebí. Puede que Arcadi Espada tenga toda la razón del mundo y que la foto pertenezca más al dominio de los símbolos que al de los hechos. Pero desde la experiencia que me dan 18 años de periodismo en primera línea de playa de la inmigración clandestina en las costas campogibraltareñas, puedo decir que Bauluz no sólo no miente sino que dice la verdad, mientras que Espada frivoliza sobre ella en un ejercicio teórico que sólo puede impresionar a aprendices de periodista. Si exagerado es su encuadre, mucho más es la tragedia que intenta retratar. Y no está nada mal que esa foto haya acabado en La Vanguardia y en la portada del New York Times para que se vayan enterando, para que nos vayamos enterando del holocausto que estamos construyendo en el Estrecho de Gibraltar desde nuestra posición privilegiada bajo la sombrilla de los países civilizados. ¿Indiferencia? Mucho peor: silencio, complicidad. Hemos convertido a los inmigrantes en un problema de seguridad ciudadana y más que seres humanos son potenciales delincuentes y por eso sus vidas no valen nada. La prueba más contundente de esa actitud mayoritaria se puso de manifiesto hace pocos meses cuando la Iglesia gaditana lanzó un desesperado ¡basta ya! tras la muerte por asfixia de cuatro inmigrantes en un camión frigorífico en el puerto de Algeciras. Apenas 200 personas acudieron al llamamiento para rezar un padrenuestro o guardar unos minutos de silencio por unas muertes que quedaron grabadas en la puerta del camión y nuestras conciencias. Un encuadre militante y generoso de Bauluz, dando sensación de multitud en este acto minoritario de protesta, no nos hubiera librado de la verdad: la mayoría, la inmensa mayoría de la ciudadanía, estaba a esa hora viendo la tragedia personal que vivía un concursante obligado a abandonar Operación Triunfo.

JORGE BEZARES, DIRECTOR DE EUROPA SUR

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UN BUEN SÍMBOLO

Fernando García
Presidente de Algeciras Acoge

Aunque puedo estar de acuerdo con algunas reflexiones de Arcadi Espada sobre la manipulación de los medios de comunicación, no comparto la crítica que hace a la foto de la pareja en la playa realizada en Tarifa por Javier Bauluz. Como símbolo de lo que ocurre en el Estrecho de Gibraltar me parece buena esa imagen. Es cierto que no recoge toda la realidad, pero ninguna fotografía lo hace. Esa imagen no es toda la inmigración, pero sin ella es difícil entender lo que ocurre en el Estrecho. Tampoco entiendo por qué Espada coge una foto y la aísla. El reportaje en su conjunto refleja muy bien lo que está pasando aquí, aunque la foto de la polémica sea sólo uno de los encuadres posibles. Arcadi Espada hace lo que critica, elige una foto y la separa del resto.
Desde mi punto de vista, en dramas como el que nos ocupa no conviene perderse mucho en disquisiciones filosóficas porque corremos dos riesgos: que dejemos de lado lo esencial y vernos abocados a la parálisis del escepticismo total. En ese sentido, me parece mucho más útil el reportaje que su crítica. El tratamiento que hace Espada en su crítica destila la idea de que las personas somos malas por naturaleza y que detrás de cualquier acto se esconde el engaño. De ahí a encerrarse en casa y dejar que todo siga igual hay un paso. Por eso me parece mejor, si no la foto en cuestión, al menos el reportaje del Magazine donde se refleja el incuestionable hecho de cierta indiferencia social hacia la muerte de quienes están dispuestos a todo por mejorar sus condiciones de vida.
Sobre si hay indiferencia o no, estoy convencido de que nadie quiere que los inmigrantes se mueran en el Estrecho, pero tampoco se está dispuesto a poner los medios para evitarlo. ¿Levantaríamos los controles policiales? ¿Les dejaríamos venir con un billete en los transbordadores? No, ¿verdad? Pues entonces estamos contribuyendo a que se ahoguen a bordo de pateras y nadie puede negar que hay indiferencia ante ese drama. Una fotografía puede ser un editorial. Una viñeta de Forges sobre el “Prestige” puede encerrar todo un discurso. La foto de Bauluz simboliza ese drama y, en ese sentido me parece válida. Es un encuadre, por supuesto, pero encuadrar es seleccionar, algo que no equivale a manipular como indica Espada. La foto de la muerte y la indiferencia no es la única que refleja la realidad de la inmigración, pero sin ella tampoco se entendería ese drama.
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MIEDO AL OTRO, INDIFERENCIA ANTE SU DOLOR.
Manuel Pimentel, ex-ministro de Trabajo


¿Somos indiferentes ante el dolor ajeno? Creo que no. La humanidad tiende a solidarizarse ante el padecimiento de terceros. Ahora bien; ¿Nos afecta por igual el dolor de los cercanos que la tragedia de los que percibimos como lejanos? Por supuesto que no. Digamos que nuestro umbral de sensibilidad es inversamente proporcional a la distancia emocional que mantenemos con los seres dolientes. Los cercanos nos afectan profundamente, los apartados bastantes menos. A los lejanos ni los consideramos siquiera; sencillamente los incorporamos al paisaje. Se nos podría decir que esto es una obviedad, que responde a una inmutable ley natural. Quizá, pero no por ello debemos resignarnos a reconocer nuestra evidente realidad. Percibimos tan lejanos a esos inmigrantes que cruzan el estrecho como remotos nos parecen sus sufrimientos. ¿Indiferencia de Occidente? Probablemente sí, aunque quizá fuese más justo definirlo como indiferencia ante el otro, ya que no tan sólo occidente padece este mal. Si la situación fuese la inversa, es decir que los blancos tuviéramos que atravesar el Estrecho en patera para morir en las costas africanas, existiría una alta probabilidad de ser recibidos por su población con una indiferencia similar ante nuestra tragedia. Pero que la distancia al otro, al que no es como nosotros, esté bastante extendida, no quiere decir, ni mucho menos, que tengamos que aceptarla pasivamente. La humanidad ha logrado la convivencia mediante la cultura, los valores y la civilización. Por eso somos capaces de aceptar, o al menos tolerar, al otro, a diferencia de muchos otros animales sociales, que expulsan al que es diferente. Pero, porque la historia concentró más poder en occidente, doble es nuestra responsabilidad por conseguir la convivencia y el respeto mutuo entre todos los hombres, sin distinción de raza, religión ni cultura. Y sin embargo, y bien al contrario, tenemos una arraigada tradición cultural, científica y política de desprecio al que es diferente. Este pensamiento hunde sus raíces en el XIX. Por ejemplo, el filósofo Herbert Spencer alababa en Social Statics (1850) la tarea del imperialismo al eliminar razas inferiores de la tierra: <>. Darwin escribía a Lyell en 1859 <>. En El origen del hombre (1871) afirmaba que los gorilas y los hombres salvajes eran las especies intermedias entre los monos y los hombres blancos. Después apostillaba: <>. El célebre obispo Whately sostenía que a los salvajes era mejor no prestarle ayuda alguna, ya que eran en verdad otra especie. Si ya hay una cierta tendencia natural de indiferencia ante el otro, toda una corriente de pensamiento - hoy en boga - incrementa el recelo y desprecio que experimentamos ante ellos. Y, por si fuera poco, importantes voces públicas los criminalizan, considerándolos peligrosos fanáticos en su conjunto. El resultado no puede ser otro: Miedo de los ciudadanos ante los otros, indiferencia por su dolor, desprecio por su cultura. Desgraciadamente, la indiferencia la vemos cotidianamente en nuestro alrededor. Lo que pasa es que, cuando una fotografía nos pone en evidencia a todos, nos escuece y duele. Es normal.

Manuel Pimentel

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SOBRE LA INDIFERENCIA DE OCCIDENTE,
LAS IMÁGENES Y LAS PALABRAS

Rafael Lara
Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía


Moverse entre la imagen con que Javier Bauluz intenta reflejar el drama de la emigración y las palabras con las que Arcadi Espada se indigna por el método empleado no resulta fácil; podría incluso llevarnos a una discusión bizantina sobre medios, fines e intenciones que solo añadiría nuevos juicios de valor sobre cada una de las partes. Afirma Arcadi Espada su impotencia para hacer frente a una imagen que vale más que mil palabras, y no debería ser este su temor; ya hace tiempo que buena parte de los aforismos rindieron su ingenuidad y sabiduría ante la diversidad de las situaciones, los medios que los transmiten y las interpretaciones que soportan. Una foto como la que nos ocupa puede tener tanto de mensaje como una metáfora construida a base de juntar las palabras adecuadas, y no por eso vamos a tacharla de impostura. Al fin y al cabo, lo que distingue a la mentira no es tanto su distancia de la verdad como la intención de engañar de quien la emite. A quienes no sabemos cuál fue el ángulo desde el que se enfocó la cámara para componer en una sola imagen la normalidad de los bañistas y el drama del ahogado, nos preocuparía más esa aparente indiferencia individual si no fuéramos conscientes de que tras el posible artificio de la técnica se vislumbra una verdad más amplia y más compleja. Las buenas gentes de la costa han demostrado cientos de veces el alcance de su generosidad ayudando, escondiendo y trasladando a los inmigrantes a lugares más seguros. Nuestra realidad acomodada se conmueve con las esperanzas rotas de los otros, con los cuerpos y las vidas rotas de los otros. Cada día nos remueve un sentimiento de impotencia ante las dimensiones de esta tragedia repetida que nos negamos a asumir como parte de la rutina de las mareas, porque sabemos de sobra que no es el mar quien mata sino las leyes que protegen el recinto en que vivimos frente a esas otras realidades que no han sido invitadas a nuestra mesa. Pero también el conformismo mata, y la comodidad y el miedo y la ignorancia, cuando escuchamos la pregunta terrible: ¿Pero por qué vienen si saben que pueden morir? ¿Y qué va a pasar si se deja entrar a todo el que quiera? ¿Llegará un momento en que no haya sitio para todos? Y acabamos por no saber si el mensaje impreso al fondo de la pregunta es que no mueran o que no vengan. La imagen de Javier Bauluz nos sorprende y nos implica no tanto porque nos veamos reflejados en la pareja impasible sino porque, de alguna lejana manera, nos recuerda que el hambre, la enfermedad, la guerra, las carencias fruto de la desigualdad del mundo, convertidas en estadística, no nos quitan el apetito mientras leemos el periódico a la hora del desayuno. Quizá sea este blindaje afectivo una reacción primaria, instinto de conservación de la cordura, alguna especie de economía de los sentimientos para que la vida nos resulte soportable a pesar de la visión de la injusticia, pero lo cierto es que occidente se va trasladando peligrosamente de la impotencia a la atonía ante el sufrimiento, del desconcierto a la indiferencia hacia la esperanza ajena. Se me pueden ocurrir mil razones y circunstancias para explicarme la concurrencia en una imagen de la vida cotidiana tan cerca de la muerte sin que ninguna de ellas implique avergonzar o culpabilizar de nada a la pareja ni al autor de la foto. No se me ocurre sin embargo cual pueda ser la finalidad de la critica feroz de Arcadi Espada como no sea la defensa de un concepto de verdad desnuda que no existe en este mundo que pisamos donde todo, hasta el punto de vista, nace cargado de intenciones. Más verosímil me hubiera parecido su indignación si no se describiera a sí mismo entrando a grandes zancadas en el aula agitando el suplemento de la Vanguardia en la mano, gritando ¡falsa, falsa, falsa! Más creíble me hubiera resultado Arcadi Espada si hubiera percibido a lo largo de su texto una sola palabra de piedad hacia la persona que fue antes de ser cadáver el náufrago de la imagen.

Rafael Lara Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía
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NADA ES VERDAD NI ES MENTIRA...?

Nieves García Benito
Asociación Pro-Derechos Humanos de Andalucía-Tarifa

El 13 de julio de 2001, el fotoperiodista Javier Bauluz captó la imagen,
en una playa de Tarifa, de una pareja de bañistas -a la izquierda-
sentados bajo una sombrilla y, algo más alejado -a la derecha-, el
cadáver de un hombre inmigrante ahogado. El autor titula a la
fotografía, La Indiferencia de Occidente. Esta fotografía ha dado la
vuelta al mundo, incluso ha sido publicada en el New York Times.
El periodista Arcadi Espada, ganador del premio Espasa de Ensayo por su
libro Diarios, escribe un texto sobre dicha imagen en el que descalifica
la imagen en sí misma al afirmar que es una ficción y que por lo tanto
no muestra la realidad. Que tomada desde un ángulo falso no demuestra la
imagen real y mucho menos la indiferencia de Occidente ante las muertes
en el Estrecho de Gibraltar.

El debate en sí podría parecer el típico toma y daca entre colegas de
una misma profesión o el viejo litigio entre realidad y ficción, por
otro lado tan de actualidad. Si se me permite, hasta una polémica en la
barra de un bar. Sin embargo, al ser el objeto de la controversia
distintos puntos de vista, diferentes miradas, sobre un espacio, el
Estrecho de Gibraltar, donde, desde hace catorce años, no dejan de
aparecer cadáveres en su orilla norte, desde aquí, desde Tarifa,
queremos aportar algo más de información, para que la mirada del lector
se enriquezca y pueda ir construyendo su visión del problema sobre un
andamio más amplio. Es nuestro deseo.

¿Qué está ocurriendo en el Estrecho de Gibraltar?

Por la Ley de Extranjería española 4/2000 que tiene su origen en el
Tratado de Schengen europeo de 1990, a la gran mayoría de los ciudadanos
subsaharianos y marroquíes que solicitan un visado de entrada a Europa
se les deniega. Con visado, pasarían en un Ferry, con lo cual el
problema de los cadáveres desaparecería. Ante la negativa de la Ley, el
ciudadano, a quien las circunstancias económicas de su país le empujan a
la emigración, a sabiendas de las circunstancias económicas europeas
donde hay riqueza y por lo tanto trabajo, se ve obligado a contactar con
los grupos dueños de otro medio de transporte, -la patera o zodiac- con
el agravante de ser más caro y peligroso para su propia vida. Este paso
clandestino del Estrecho acarrea en quien lo controla un beneficio
desorbitado provocado por la abundancia y urgencia de la demanda. La
media de personas en una zodiac es de 55. El importe del viaje está en
unos 1.500 euros. Este medio está utilizándose desde 1989, con lo cual
nos podemos hacer una idea del montante económico que lleva percibiendo,
sin contar con la segunda parte del viaje -desde Tarifa hasta el lugar
de trabajo- y que según información de trabajadores marroquíes es de
unos 600 euros.
El 2 de noviembre de 1989 aparecieron dieciocho cadáveres en la playa de
Los Lances de Tarifa. Desde entonces, hasta el 2 de enero de 2003 en que
han aparecido siete ahogados, los muertos son incontables. El Ministerio
del Interior da una cifra comprobada de ochocientos. El Defensor del
Pueblo Andaluz, teniendo en cuenta la realidad del Estrecho -corrientes,
vientos de 100 kh, cetáceos, barcos contenedores, petroleros, aparecidos
en la orilla norte de Marruecos- afirma que pueden ser más de dos mil
los muertos durante estos catorce años.
En las playas de la orilla norte del Estrecho vivimos cientos de
personas europeas -pescadores, obreros, funcionarios, médicos,
windsurfistas, turistas- que conocemos por la experiencia de nuestros
sentidos la aparición constante de cadáveres. Los medios de comunicación
informan a toda Europa de estos hechos desde hace catorce años. Cuando
ciudadanos de esta orilla han atendido a los naúfragos se les ha llamado
solidarios incluso con premios oficiales; cuando la guardia civil quita
los cadáveres de en medio se les dice que están haciendo labores
humanitarias; cuando fotógrafos profesionales han captado ciertas
imágenes -más bien espeluznantes- se les ha premiado repetidas veces.
Si se me permite, como ciudadana de a pie de playa y habiendo visto más
de un ahogado y más de dos, por naturaleza, por persona humana, tengo el
deseo de no volver a ver más muertos en nuestras playas. Sin embargo,
desde aquel 2 de noviembre de 1989 este deseo no se cumple ni tiene
visos de cumplirse. Parece estable y afirmado día a día por los hechos.
Parece ser que el paso clandestino del Estrecho aporta importantes
beneficios económicos aunque deje en el camino tantos cientos de
cadáveres.

El Estrecho de Gibraltar: un espacio de indiferencia.

No para los objetivos económicos de las empresas eléctricas que tienen
planificada la red transnacional de las multinacionales de la energía y
que han hecho pasar por sus aguas un cable de 400.000 voltios, a pesar
de la oposición de las poblaciones de su orilla norte y, actualmente,
están tendiendo el segundo. Y que mantienen un gaseoducto en sus aguas
que, procedente de Argelia, suministra gas natural al resto de España,
con la excepción de las poblaciones ribereñas. No para la OTAN que
estudia la posibilidad de extender al Estrecho de Gibraltar la operación
de control del tráfico mercante. No para las grandes multinacionales del
petróleo que tienen por sus aguas un paso seguro y corto para el
traslado del crudo desde sus lugares de origen hasta los sectores de
transformación. No para cientos de empresarios -en el sector primario y
en la prostitución- que se han surtido de trabajadores subsaharianos y
marroquíes clandestinos como mano de obra muy barata desde hace catorce
años. Para estos grupos financieros, efectivamente, el Estrecho de
Gibraltar no es un espacio indiferente porque les proporciona pingües
beneficios económicos. Estos grupos financieros mantienen y mantendrán
este Estrecho tal cual. Así. Es decir, tienen interés por él. Y mucho.
Es evidente que no abogarán por un cambio -una diferencia-. Su
indiferencia ante los muertos es real. Ni se les pasa por la cabeza
algún cambio en la cuantía de sus beneficios.
Para los autores de la Ley de Extranjería (Gobiernos europeos) sí parece
ser, sin duda, un espacio de indiferencia, cuando esa misma Ley, la de
Extranjería (o ninguna), en otros términos, evitaría la muerte cierta de
miles de africanos.
Sí lo es, también, para los millones de ciudadanas y ciudadanos de la
democrática Europa que, siendo gentes de buena voluntad, no han
impedido, ni con sus voces, ni con sus hechos, que se ponga en vigor una
Ley de Extranjería que lleva en sí misma la muerte real de miles de
personas. Muchas personas desde Tarifa hemos pedido la derogación de esa
ley. La respuesta ha sido la soledad y el silencio. Después de catorce
años no se soluciona el problema: va a más ¿No es eso acaso
indiferencia?

El Estrecho de Gibraltar: un espacio de ficción.

Un espacio de ficción es un espacio de mentira. Aunque sea piadosa no
deja de ser mentira. En el Estrecho, en las playas de Tarifa, están
ocurriendo cosas terribles que el ciudadano de a pie desconoce. Puro
teatro. El mar trae ahogados, casi nunca en tiempo de tormenta, se
ahogan en las rocas a tres metros de la orilla. Las personas que pasan
han pagado cantidades desorbitadas de dinero aún cuando les es muy
difícil ganarlo. Aparecen muertos a quien nadie ha matado. ¿Quién los
asesina realmente? ¿El patero -pobre desgraciado- que también hace el
viaje? ¿La Ley? Parece esto más bien un cuento de terror sin que
aparezca el culpable. Dicen que los habitantes de aquí son solidarios
cuando lo que hacen es limpiar las playas de muertos. Las denuncias que
se hacen nunca tienen respuesta. A las personas que ayudamos a los
clandestinos, para que no mueran en el siguiente intento, se nos multa.
En el mismo ángulo, de día, se puede fotografiar a los europeos con
sonrisas relucientes saliendo en Ferry hacia Tánger y, de madrugada, por
lo general, a los marroquíes llegando en zodiac con unas hipotermias que
exigen una hospitalización inmediata o con quemaduras de primer grado en
sus piernas y nalgas. Sin montaje, con montaje, sin ángulo, con ángulo,
de día, de noche, cualquiera puede fotografiar un ahogado. Los
periodistas cuentan la tragedia, a algunos que culpan a Occidente se les
llama mentirosos. Y así catorce años.

La Trampa

En este drama fotográfico ¿Dónde está la trampa?
Alguien puede decir que una fotografía como la de Javier Bauluz es una
gota más para la niebla que poco a poco va falsificando la historia.
Porque dos personas parezcan indiferentes no quiere decir que todas las
personas sean indiferentes. Otros pueden opinar que menos mal que hay
fotógrafos como Javier Bauluz que cuentan lo que está pasando y saquen
conclusiones tales como que lo concreto tiene connotaciones globales,
que va más allá del instante captado.

En el drama de los muertos ¿Dónde está la trampa?
Me pregunto muchas veces, cada vez que aparecen ahogados, cada vez que
veo a los vivos después de salir de la zodiac, si lo que estoy viviendo
no es producto de un mal sueño y en realidad es todo una mentira. No hay
ahogados. Llegan en Ferry a trabajar. Aquel 2 de noviembre de 1989 no vi
dieciocho cadáveres frente a mi terraza. Las chicas que llegan no se
convierten en prostitutas. Los marroquíes que me llaman desde Almería
tienen todos su documentación en regla. Van de vacaciones a sus países y
si quieren pueden traer a sus mujeres. No hay menores debajo de los ejes
de los camiones ni escondidos en los campos de Tarifa. No secuestraron a
Fátima para que su familia enviase las 100.000 pesetas del viaje
Tarifa-Almería... Me contesto, “si no hubiera indiferencia e intereses
ocultos esto habría terminado hace mucho tiempo”. Sin embargo, leo en
titulares de prensa del año 2001, “Avalancha de inmigrantes en Tarifa” y
también en el recién pasado 2002. Claro que si el Gobierno de la nación
considera una avalancha al número de personas que pasan entre los
700.000 millones de europeos y los 800.000 millones de africanos ¿qué
puedo pensar? ¿Por qué miente el Gobierno? ¿O es que deberían haberse
ahogado más para que llegaran la mitad?

Con fotografía o sin ella. Se escriba del tema o no se escriba. Aquí, a
Tarifa, han llegado cientos de ahogados. A las aguas del Estrecho,
miles. Y estas playas son la indiferencia. La violencia frontal como es
la separación entre la vida y la muerte. Hay vivos tranquilos y muertos
bien muertos. Los vivos de aquí no podemos hacer nada porque ya están
muertos. Otros “vivos” sí pueden evitarlo. No lo hacen. Desde la
primaria subjetividad de los títulos, aquí sabemos que si no fuera por
la indiferencia/interés de los gobiernos de Occidente hace mucho tiempo
que no habría un muerto en el Estrecho.

Ojalá que la fotografía de Javier Bauluz hubiera sido una mentira. Ojalá
que formara parte de su imaginación y que fuera una “estafa inmortal”
como dice Arcadi Espada. Ojalá que fuera una ficción. En el Estrecho de
Gibraltar no hubiera habido nunca mujeres y hombres ahogados. Hubieran
sido sólo eso, muertos de mentira. Una ficción.


Nieves García Benito
Asociación Pro-Derechos Humanos de Andalucía
Tarifa. 12 de enero de 2003.

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La distancia justa: Bauluz

Margarita Ledo
Catedrática de Comunicación Audiovisual de la Universidad de Santiago de Compostela

Cuando mirar una foto se efectúa por entre lo público, en ese espacio conflictuoso que vamos definiendo como personas que son parte de una sociedad, y a través de uno de los productos paradigmáticos del espacio público, los medios de comunicación, la foto es ya un elemento inseparable del discurso periodístico, del cómo se articulan entre sí y qué materiales son necesarios para llegar a encontrar el sentido de algo que no vimos, que en algún lugar ha sucedido, algo que nos llega de acuerdo con una serie de reglas que pertenecen a la cultura de la información, al ámbito demostrable -y a ser posible mostrable- de la realidad externa a nosotros, y no al universo de la ficción.

Pero la foto, como parte de la historia material, es también el modo preferente de mirar; es el tipo de perspectiva preferente que decidimos en ese modo de mirar. Por eso la foto como fotoperiodismo, la foto desde los Media, nos obliga a contemplar la cultura visual de cada época, el tipo de empresas periodísticas y, singularmente en nuestro caso, la evolución y las contradicciones a nivel de práctica profesional.

La foto como fotoperiodismo es, también, aquello que se deja de observar, los puntos declarados de poco interés, la inocencia perversa de las relaciones entre foto y poder. A veces sólo puede llegar a expresarse en los manifiestos, en salidas de tono, en productos efímeros, en esa foto a la que te agarras como símbolo de tu querencia única o en la foto con la que una autora, con la que un autor hace que te interrogues lo que harías en esa misma situación: muerte a las puertas del paraíso. Como rastro, como símbolo -y ya sabemos que los símbolos reducen y concentran el significado-, como indicio de lo irrepresentable en la pequeña y altiva franja occidental del sistema-mundo.

En 1998, con vistas a incluirlas en el libro Documentalismo fotográfico, tuve que pensar en qué imágenes podían confrontarnos con el fotoperiodismo contemporáneo. Mi declic se llamó Intifada, uno de esos acontecimientos-límite que nos sitúan ante la representación del horror; mi pié de foto fue la frase celebérrima de Godard <> y mi fotógrafo alguien que como Depardon por entre las cosas que preferiríamos no ver consigue la distancia justa: Javier Bauluz.
Alguien, Bauluz, consciente de la cámara, de la imagen mediada por la cámara; un autor capaz de interpelar al espectador; un fotógrafo capaz de conjugar en ese espacio elíptico lo que está en campo con el fuera de campo, lo que se nos da a ver, aquí y ahora, con nuestro imaginario.

Antes de que el siglo XX se quebrara en dos, cuando la foto para prensa se convencionaliza y se asienta en géneros subjetivos como el reportaje, el pensamiento alrededor de la imagen técnica da un giro y un movimiento que se llamó Nueva Visión, nos puso delante algunas claves: la primera, convencernos de que la realidad existe; la segunda, entender que la experiencia de este tipo de compromiso con el otro, con lo exterior, nos puede llevar a tener que escoger <>. Lo dice Franz Roh.

Justo en este momento Gregor entra en escena. Lo cierto es que nunca sabemos cuando lo hará otra vez. Depende del tipo de público, de la situación más o menos confiada, más o menos distante, de si quiere sorprender o de si lo que busca es un nudo en la garganta que te deje sin voz. Gregor es un reclamo sobre la amenaza de desaparición de la foto como activo en la cultura periodística, es traer desde nuestro imaginario un modo de reclamo que nos hace volver la vista atrás, a los orígenes del fotoperiodismo y hacia aquellos días en los que, de repente, se interrumpe tu posibilidad de relación con el otro, con el exterior.

Gregor Samsa, el protagonista de La Metamorfosis, una buena mañana comprueba que nada en él lo hace reconocible para su entorno familiar, que perdió la capacidad de lenguaje, que la vista es lo único que lo mantiene unido a todo lo demás, que trata de establecer ciertas señales descodificables por los usos que hace del espacio y de los muebles bajo los que se oculta para no molestar. Hasta que ve como su madre y su hermana le retiran las cosas de su cuarto y, de golpe y porrazo, Gregor sabe que si se queda sin paisaje, que si desaparece su caja de herramientas o su mesilla de noche, perderá la memoria.<< Y si pierdo la memoria -piensa asustado el protagonista de esta historia-, entonces si que dejaré de ser un ser humano>>. Es cuando Gregor Samsa se lanza desde su escondite y trepa hasta pegar su panza sobre una foto que el mismo había recortado de las páginas de un magazin , un retrato de dama que decora la pared de su alcoba.

Una alcoba, una playa, que ahora alguien decora por nosotros y sobre la que Bauluz se lanza en plancha. Para que el corte con el mundo exterior se detenga, para que no sigan retirándonos la caja de herramientas.


Margarita Ledo Andión
Catedrática de Comunicación Audiovisual y Publicidad de la Universidad de Santiago de Compostela y profesora en los Master de Documental de la UAB y de la UPF.
Desde su Tesis Doctoral sobre la foto violenta como modelo dominante en prensa (UAB, 1986, Foto-xoc e xornalismo de crise), su mirada preferente es la foto documental (Documentalismo fotográfico: éxodos e identidad, Madrid, Cátedra, 1998)
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Una imagen así no se olvida jamás

Acabo de terminar de leeer su reportaje titulado "Historia de una foto" publicado en el magazine del 2 de marzo de 2003.


Las sensaciones que me han invadido al volver a contemplar la fotografía que da pie al reportaje son indescriptibles. Una imagen así no se olvida jamás, de hecho, se queda grabada en la memoria de uno con la sensación de estar haciendo algo mal, aunque yo no estuviera en esa playa, bañándome de sol, mientras un pobre ser humano yacía muerto en la arena con sus últimas esperanzas depositadas aún en las rígidas palmas de sus manos.


Sólo se necesita una cosa para poder entender lo que los lleva a arriesgar su vida: ponerse en su lugar. Sé que resulta difícil, dado el cómod estado de nuestras vidas, pero si nos ponemos a pensar en su desesperación, en su idea de que él, como ser humano que es, tiene el mismo derecho que nosotros a una vida digna, en su pobreza, en fin, en todo lo que conlleva el llegar a la determinación de que es mejor morir, pasar frío, hambre y un miedo espantoso a yacer en el fondo del mar sin que nadie te eche de menos, seguramente podremos entender, y no menospreciar, a estas pobres gentes a las que su
valentía de espíritu las empuja a desear una vida mejor.


Estuve una vez en Tarifa, miré hacia el frente y me di cuenta que podía tocar Africa con los dedos de mi mano si conseguía estirarla un poquito más.... Se me encoje el corazón al pensar que los inmigrantes, cuando miran hacia España desde su costa, también pueden tocar el paraiso con los dedos de
sus manos esperanzadas.



Silvia Corella Ortiz



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Espada quiere venderse


Quiero dar las gracias a Javier Bauluz, el autor de la fotografía “la muerte a las puertas del paraíso”, por su trabajo. No sólo por la fotografía del inmigrante
muerto que es observado por una pareja que toma el sol en las playas de Cádiz. También por no contestar las falsedades del amarillo Arcadi Espada sobre esta foto, en los programas televisivos que frecuenta.

Espada quiere venderse y, ya que no lo consigue como periodista, decide tachar de falsos a los que sí que tienen éxito. Como sucede con los personajes del mundillo del corazón, las historias que vende Espada son montajes.


Por eso lamento estar haciéndole propaganda con esta carta.


Neves Ferreiro Cabero


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Negación de la realidad


No he leído el libro de Arcadi Espada, pero el reportaje de Javier Bauluz y José Bejarano en Magazine fue impecable, igual que la defensa que Bauluz hace de él en el último número del mismo suplemento. Hablando en términos generales, pienso que hay que ser muy canalla para acogerse a la estela de un buen trabajo -reconocido nacional e internacionalmente- con el único fin de vender libros.


Más canalla aún si ese acogerse consiste en manipular e insultar. Como dice el mismo Bauluz, lo peor de todo es la negación de la realidad: mientras, por el camino van quedando los muertos.


En Fuerteventura, como en Tarifa, lo sabemos bien. Asistimos día a día a la progresiva insensibilización de la opinión pública en una sociedad hedonista, cada vez menos preocupada por la justicia social o por la vida de los náufragos. Considerar este problema tal vez desviaría nuestra atención de los resultados de la jornada futbolística o de los últimos chismorreos de algún obsceno programa televisivo.


¿Acaso está fuera de lugar que un periodista gráfico juzgue que su obligación es señalar objetos de debate dignos? Pero ya vemos cuáles son los problemas de la comunicación que estimulan el prurito ético de algunos: allá cada cual con su forma de entender la deontología.
NO A LA GUERRA.


Juan Luis Calbarro / Fuerteventura

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La cuadrilla de “Hotel Glamour”


Agradezco al Magazine que haya colocado en su lugar al periodista amarillo Arcadi Espada, después de las falsedades que ha ido desgranando en las televisiones, sobre un fotógrafo serio como Javier Bauluz y su reportaje sobre el drama de la inmigración clandestina en el Estrecho.


El mesianismo de Espada me recuerda mucho la interpretación populachera, efectista, kitch y falsa que hace Kenneth Branagh de Hamlet. Después de sus últimas apariciones televisivas, se merece, tener éxito de una vez. Sugiero que forme parte de la cuadrilla de “Hotel Glamour”, donde, con un poco de suerte, dejará boquiabiertos, por fin, a sus interlocutores, explicando hechos que nunca comprobó.


Mohamed Eldisi Managuerra.

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ARCADI ESPADA Y ARAMÍS FUSTER


Después de leer su reportaje sobre el fotógrafo Javier Bauluz, víctima de las falsedades y el amarillismo del aspirante a famoso Arcadi Espada, quiero decirles que no hacía falta. Descubrir que la bruja Aramís Fuster o el periodista Arcadi Espada se inventan cosillas para vender sus productos y salir en televisión está de más. Todos lo sabemos.


Comprendo que los editores del Magazine quisieran limpiar la imagen de Bauluz.Y comprendo que lo hayan hecho desde un medio serio como el Magazine, en lugar de hacerlo desde los programas amarillos que Espada frecuenta. Pero nadie cree a Aramís Fuster cuando dice que le tira las cartas a personas de la realeza. Por eso, ni los miembros de la realeza ni Javier Bauluz necesitan desmentir a Aramís Fuster y Arcadi Espada.


Aránzazu Botía Garandaia.



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"Aquella foto de Javier Bauluz"


Había leído Diarios de Arcadi Espada, y no había caído en semejante atropello. ¿Cómo se me podía haber pasado?. Tuvo que recordármelo el Magazine del día 2 de Marzo, y sorprende ahora aún más que el Jurado del Premio Espasa / Ensayo 2002 optara por una obra que encuadrada en dicho género, poco o nada aportaba a ambos.


Quiero decir con esto que Diarios, libro firmado por Arcadi Espada y merecedor de dicho galardón, no es un ensayo pero tampoco es un Diario por más que esté concebido como tal, y se inicie el 3 de Enero del año 2001 para finalizar el 29 de Diciembre del mismo año.


Diarios es una sucesión de los hechos más sobresalientes acontecidos dicho año, siempre a juicio del autor, para quien no le resultó difícil seleccionarlos ya que estamos hablando del de "las Torres Gemelas" o "el mal de las vacas locas", por poner sólo dos ejemplos.


Pero también era el año de "aquella foto de Javier Bauluz" que tantas conciencias removiera, y tantas vergüenzas, propias y ajenas hiciera aflorar. Menos la de Arcadi Espada, para quien el reportaje fotográfico en el cual se encuadraba la imagen de un inmigrante muerto en la playa ante los atónitos ojos de unos turistas, no parecía obedecer más que a una mediática operación de travestido maquillaje.


Curiosa visión la que tiene del trabajo de unos profesionales, ya que 100 páginas después en el mismo libro, descarga su ira contra otro fotógrafo ganador del Pulitzer como el anterior, Kevin Carter, por una instantanea igualmente dramática. Lo bueno de este tipo de libros es que actúan como miscelánea y son susceptibles de aceptar múltiples entradas.


Si todo vale en literatura, Diarios se leerá con rapidez y se olvidara incluso antes que demos la vuelta al calendario. Porque todos hemos vivido el año 2001 y todos sabíamos lo que estaba sucediendo aquel verano, no es de recibo que se dediquen páginas a insultar ya no el trabajo de un fotógrafo como Javier Bauluz, al que dedica todo tipo de cariñosos calificativos, sino la memoria de aquellos que fallecieron, y fallecen diariamente, en aguas del estrecho a la búsqueda de su particular "sueño europeo".


José Luis García Fernández
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Deseos de fama

No ha habido ni un sólo fotógrafo que le haya dado la razón al mesiánico Arcadi Espada en sus falsedades: la fotografía de Javier Bauluz sobre el drama de la inmigración clandestina en el Estrecho no está manipulada, como él desería. Doy las gracias a la Vanguardia por haberle puesto en su sitio, pero, como era de esperar, Espada no cesa en su empeño y ahora ha conseguido que le hagan caso en una revista, donde vuelve a contar lo mismo: hechos no demostrados.Creo que cualquier medio de comunicación que le dé manga ancha a Espada para hablar de sus delirios, se pone en evidencia. Pero, teniendo en cuenta sus deseos de fama, tal vez, entre todos, deberíamos ayudar para que ingrese en Hotel Glamour. Allí sí que se quedarían boquiabiertos con su genio. Por fin le creerían.

Mohamed Eldisi Managuerra


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Hay gente que intenta ocultar una verdad


"No encuentro palabras. Por mucho que lo intento... soy incapaz de entender
porqué hay gente que intenta ocultar una verdad, triste, pero al fin y al
cabo es una verdad. Me refiero al artículo (con foto incluida) publicado el
1 de octubre de 2002, bajo el titular “Muerte a las puertas del paraíso”.


En vez de mirar si es o no trucada la foto, que no lo es pues se ve a simple vista, hay que pensar en lo que vivió el fotógrafo para mostrarnos esa realidad tan cruel. Una imagen vale más que mil palabras.


Y son los fotógrafos, los que se deben enfrentar a esa realidad. Son ellos los que no pueden llorar en público mientras hacen la foto. Son ellos los que no se
pueden derrumbar cuando ven atrocidades. Son ellos los que han de ser fuertes ante situaciones que, muchas veces, les sobrepasan. Ellos... Ellos son muchísimas cosas dignas de ser alabadas. Y porque alguien no se crea lo que ve, no debe mentir acerca de la veracidad o no de una foto.


Que vaya él a esa playa que, por desgracia, seguro podrá ver
con sus propios ojos la realidad que está negando."



Míriam Plana Pérez
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La mejor muestra de la realidad


"Muerte a las puertas del paraíso", me estremezco con sólo leer esta frase y
no puedo más que pensar ¿ cómo alguien puede haber manipulado esa fotografía? . Más increíble me resulta que alguien pueda acusar al autor de falsedad.¿ En qué mundo vivimos ? ¿ No resulta impactante ver a una pareja de bañistas pasando el rato bajo una sombrilla y al fondo el cadáver de un inmigrante ?


Parece esta escena no ser motivo suficiente de reflexión para el ensayista Arcadi Espada, que va más lejos y acusa de manipulación al autor de la foto
Javier Bauluz.


Aunque nos pese, esta foto es la mejor muestra de la realidad que nos envuelve, "relity bites", de la indiferencia de los vivos hacia los muertos. ¿ Por qué no reflexionamos sobre cómo podemos cambiar esa realidad, tan frecuente en nuestros días, en lugar de lanzar acusaciones falsas ?

Laura Guim



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Impoténcia y desasosiego

He leído y releído el "Documento especial" del Magazine del 2/3/3 sobre la foto de Javier Bauluz.Recuerdo el reportaje que se publicó en su día y el impacto que me causó por la impoténcia y desasosiego que transmitia y producia.


Felicito,ahora más que nunca,a Javier y a José Bejarano por su excelente trabajo.Me he quedado pasmada,en cambio,al saber que un "señor" profesor y ensayista, desde su casa ,su sillón y su cátedra(muy lejos,supongo,del Estrecho), se atreve a poner en duda algó que está más que probado,que es fruto de un trabajo serio y responsable,sin exageraciones sensacionalistas, además de insultar y descalificar en público al autor de dicho trabajo.


En un país donde la realidad como tal parece ser un invento de periodistas y otras gentes mal intencionadas(no hay chapapote, no hay pacifistas, no hay,casi, paro,etc...) gente como el tal Arcadi Espada debe de sentirse cómo pez en el agua.


Que pena!


Julieta Sunyol i Busquets.



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Un sentido ético de la vida


Kapuscinski, el gran Ryszard, nos dice, entre otras cosas, que el ser humano es el centro de la historia, que no es conveniente creer en la objetividad, cuando el único informe posible siempre resulta "personal y provisional", que "el concepto de totalidad existe en la teoría, pero nunca en la vida". El reportero, plumilla o fotero, debe preguntarse cuál es el alcance de la noticia y si es más lo que se dice que lo que se calla.


Creo que Javier Bauluz se ha preguntado siempre por el alcance de la noticia, y como tiene el instinto de la búsqueda y la originalidad, va alli donde encuentra un vacio, algo que fotografiar, que denunciar. !Pero si escribe hasta cartas al director!


Pienso también que es un tipo honesto y corajudo, que entiende su trabajo, la "ventana móvil" que es la cámara, como una prolongación de su sentido ético de la vida y el mundo. La prueba de que no sólo le atrae el olor a pólvora, el "bang,bang" por el "bang,bang".


En abierto desafio a la indiferencia, acude, por ejemplo y como ejemplo, a esos otros desembarcos, los de las pateras de Zahara de los Atunes, verano de 2000, para ilustrar la tragedia. Ese territorio estaba casi al descubierto.


Lleno de indignación, Bauluz ha dejado constancia del drama de la mejor
forma que sabe y quiere, dando en el clavo en el "instante supremo" de
Cartier, con la foto que nos deja desnudos y que provoca muchas preguntas.


Todo debate es saludable, sólo que como diría el maestro polaco "los cínicos no sirven para este oficio".


Manu Leguineche, periodista y escritor



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LA REALIDAD SUPERA A LA IMAGINACIÓN


“...el hecho es puramente imaginario”. Con afirmaciones como ésta
quiere el profesor Arcadi Espada poner en entredicho una imagen que
refleja la cruda realidad de la muerte inmigrantes en las costas del
Estrecho de Gibraltar.


Habría que preguntarse si es imaginario que todos los años mueran decenas de inmigrantes en el Estrecho, si son imaginarios los cadáveres que aparecen en las costas, si son imaginarios los cuerpos sepultados en los cementerios de esta comarca.


Quizás también sea imaginaria la indiferencia de muchos ante esta realidad. Imaginario que la administración se preocupe más por blindar el estrecho que por entrar en las causas profundas de la inmigración. Imaginario que a las concentraciones solidarias por muertes en el Estrecho acudan pocas personas sensibilizadas ante este drama.


Conseguir unir la realidad de la muerte de inmigrantes en las costas del estrecho con la indiferencia de occidente no puede ser irreal. La realidad supera en este caso a la imaginación. Sólo hay que estar en el sitio y momento oportunos para poder captarla, aunque sea parcialmente, pero como parte de un complejo y amplio problema.


Sin duda desde la realidad del día a día se puede ver mejor este
drama que desde la reflexión teórica hecha desde los despachos de
una facultad de periodismo.


Pedro Bravo Aragón
Arcipreste de Algeciras



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Emperador del aforismo


Leo el reportaje “Historia de una foto” (2/III/2003) y a medida que avanzo me enciendo… Si bien entiendo que el reportaje fotográfico de Javier Bauluz ha sido vapuleado vilmente con extraña licencia por este personaje llamado Arcadi Espada, procedo a contarles el origen de mi indignación.


Hará cosa de un mes, viendo la tele de noche, me choqué con un programa en el que varios invitados relacionados con el periodismo discutían cuestiones acerca de su propio mundo profesional, como la objetividad, el papel del periodismo en el mundo mediático, cómo debe contar los hechos…


Uno de los invitados del programa es Arcadi Espada, y al observarlo, al escucharlo no me deja indiferente: me molesta su tono de embajador de la pedantería y su mirada de emperador del aforismo, apoltronado en una posición de intocable, de periodista divino, de periodista de periodistas diría yo; sentencia sin conceder a los demás contertulianos el beneficio de la duda, puesto que él parece ser que, por algún don celestial, posee la verdad absoluta, materializada en no sé qué libro suyo en el que se erige como rey de
la sabiduría en la república de los tontos, y encima de apuntarse unos cuantos tantos aprovecha para promocionarse, él y su libro, como quien no quiere la cosa.


Ese día me fui a dormir de mal humor y, si me permiten hablar en plata, un poquito jodido después de haber visto que el referente periodístico del programa en cuanto a veracidad se refiere era ese hombre.


Hoy me enciendo y me alivio ligeramente al comprobar que la vida sigue poniendo a cada uno en su sitio, incluo a aquel que parece estar por encima de ella y tener su propia verdad.


Eduard Pitarch Casals (Cerdanyola del V. Barcelona)


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Conclusiones inciertas

Alfonso Armada , periodista

Nueva York, 29 de abril, 2003


Conocí a Javier Bauluz en Sarajevo, pero cuando más lo traté fue durante la epidemia de cólera que se abatió sobre el éxodo de refugiados ruandeses en torno a Goma, al este de Zaire, en julio de 1994. Entonces compartimos incluso habitación. Le vi trabajar día tras día y meterse tan a fondo en aquella tragedia, tratando de contarla con pelos y señales, que sé que la experiencia (como a muchos de nosotros) le dejó marcas duraderas. Hemos coincidido poco desde entonces, pero he seguido su trabajo sobre la inmigración en España y el naufragio o desembarco de miles de personas en las aguas y las playas de Andalucía y Canarias. Bauluz, que por su trabajo en Goma recibió (de forma conjunta con sus compañeros de la agencia Associated Press, para la que trabajaba entonces) un premio Pulitzer, es de esos que cuando se preña de una historia no la suelta. No es de esa clase de fotógrafos con hambre de sangre y hambre de aventuras que picotean en conflictos de los que apenas saben, buscan hacer "la foto" que sea portada del "Times" o del "New York Times" y a otro frente. Le gusta meterse en las historias hasta que cree que no le queda más que decir, con una ética que me parece kafkiana, en el sentido menos empleado del término: no dar su brazo a torcer, no dar una página por buena, hasta no haber trabajado al máximo, hasta no haber dado lo mejor de sí, lo que sabe que puede dar, aunque el esfuerzo sea una verdadera agonía que en ocasiones puede incluso franquear la frontera de la salud mental. Una ética a ultranza.

No conocía a Arcadi Espada salvo por las extraordinarias entrevistas que había leído en las páginas de "El País", que me llevaron a su libro "Raval", de obligada lectura para todo el que quiera fajarse en el berenjenal del periodismo, donde tantas infamias se cometen. No le conocía cuando le llamé por teléfono para proponerle que presentara en Barcelona mi libro "España, de sol a sol", a lo que accedió encantado. Fue entonces cuando nos vimos por primera vez -si no recuerdo mal-, y donde empezó a fraguar un principio de amistad, animada por devociones compartidas (Rafael Sánchez Ferlosio quizá sea la mayor). Devoré sus "Diarios", que me hicieron disfrutar de lo lindo y hacer que en más de una ocasión pusiera mi propio trabajo al trasluz de su fiereza ética para ver hasta qué punto no había yo cometido en mis ejercicios periodísticos más de una impropiedad. Hasta que llegué a la página en la que le clavaba no un alfiler sino un punzón a mi amigo Javier Bauluz. No sólo había visto la foto de marras en la portada del "New York Times", sino que la había recortado, glosado, celebrado y empleado como estímulo e inspiración para una obra de teatro. Cuando leí sus feroces comentarios sobre la foto del inmigrante muerto y los impasibles veraneantes me quedé de piedra, y confieso que dudé sobre la integridad de la toma. Hice sin embargo lo que creo que Arcadi no hizo, al menos de forma suficiente: indagar. Cierto que la imagen fue portada del "New York Times" y de otros medios, pero no estaba sacada de contexto ni era fruto de una descarada manipulación ("falsa, falsa, falsa", como confiesa el propio Arcadi que proclamó a los cuatro vientos de su clase cuando llegó con el suplemento de "La Vanguardia" que la incluia en la mano). No comparto ni la certeza ni las sospechas de Arcadi Espada sobre la supuesta manipulación óptica de la toma para forzar una proximidad a su juicio inexistente entre los supuestamente indiferentes bañistas y el cadáver, o para mostrar que no había más que ellos y el cadáver en la playa de Zahara de los Atunes. Y por si quedara alguna duda de cómo fue hecho el reportaje, cómo fue tomada la imagen, qué otras fotos se incluyeron en el reportaje, y cuánta gente llegó a estar en torno al cadáver, y cuánta compasión suscitó (dejó de suscitar) entre los veraneantes, basta leer el nuevo informeque el mismo magazine de "La Vanguardia" del pasado 2 de marzo dedica al tema. Creo que Arcadi se ha equivocado y saca conclusiones inciertas, al margen de la batería de denuestos que administra a Javier Bauluz, al que atribuye con malevolencia participar en un supuesto "jueguecito de estos pulitzers inmorales", y el remate final de que la foto viene a alimentar un prejuicio tan falso como extendido, el de la "zafia pamplina de la indiferencia".

Alfonso Armada
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No podemos cegarnos


El compromiso del fotoperidista es dar voz a quién no puede hablar, trasladar a nuestras retinas realidades que demasiadas veces esquivamos, y que otras muchas nos esconden los mass media . Hay algún compromiso mayor que el de dar voz a un muerto? Bauluz cedió su palabra a una de tantas historias que arriban a las costas andaluzas en forma de cadáver, mayor responsabilidad que esta del periodismo?


Creo sinceramente en la excepcionalidad del trabajo de Javier Bauluz, de su compromiso infatigable contra el olvido y contra la barbárie, porqué el rostro del otro es nuestro, porqué no podemos cegarnos ante las más crudas realidades que nos rodean. Gracias a Javier Bauluz, Gervasio Sánchez, Sandra Balsells, Kim Manresa... todos ellos fotógrafos free-lance de nuestro país con un compromiso más que claro: NO OLVIDAR, DON’T FORGET.


Samuel Rodríguez Aguilar. Manresa (Barcelona)
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Al psiquiatra


He venido de viaje y me he encontrado con la desagradable sorpresa de que Javier era victima de calumnias, al principio pensé que era una broma, pero veo que lo de salir en la tele y calumniar está de moda, y que el decir chorradas en televisión tiene más credibilidad que toda una vida dedicada a la fotografia, a denunciar el mal trato a las victimas de todos los conflictos, vease sus trabajos de Kosovo, Palestina, Centroamerica.....


En el caso de los emigrantes, yo como fotografa que he estado en la costa de Cadiz, se y sabemos todos los que estamos allí que es tan cotidiano y que causa tanta indiferencia a mucha gente, porque encontratelos en la playa y en la carretera a todas horas vagando, engañados es un hecho común.


El gobierno no pone medios, y he ahí los hechos que denuncia Javier Bauluz, todos los que lo hemos seguido durante tanto tiempo como maestro del fotoperiodismo, como amigo, sabemos como eres Javier, y que nada ensuciara tu carrera profesional, y espero que el tal supuesto periodista vaya como poco al psiquiatra, y si quiere ejercer bien su profesion, apunte a tanta mierda que nos inunda hoy alrededor, tiene para trabajar un buen tiempo.


Mi apoyo incondicional a javier Bauluz.


Yolanda Pelaez-fotoperiodista
Madrid
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Bauluz es culpable


Estoy seguro de que Javier Bauluz es un agitador. Durante años ha intentado con sus fotos levantarnos del sofá en el que estamos acomodados aporreándonos el alma para ver si nuestra conciencia abría la puerta.


Primero lo intentó atizándonos con las imágenes de la reconversión industrial y minera de Asturias, después con la de un joven palestino disparando con un tirachinas contra un helicóptero israelí. Por si quedaba alguna duda, se fue a Chile e intentó explicarnos lo que sintieron los chilenos viviendo al borde del terror.


Algunos dicen que Javier es un tipo pegado a un comité, sea este para defender a los indios de Chiapas, a los desposeídos de Uganda, a los bosnios machacados por los nazis o para evitar que el Ayuntamiento de su ciudad se cepille los últimos árboles de no sé que calle.


Lo mismo da, porque Javier nunca da batalla por perdida, ni gigante, aunque sea molino, por retar. José Saramago se ha dado cuenta de ello y así lo dice en su artículo del MAGAZINE del pasado 2 de marzo:
Bauluz es culpable del delito de creer que podíamos ser de otra manera. De momento, su última desfachatez conocida ha sido recordarnos que mientras para nosotros la playa es un lugar donde pasar la tarde del domingo debajo de una sombrilla, para muchos subsaharianos que viajan en "patera class" es una estación terminal con aspecto de tanatorio.


Por lo visto, el único personaje que no se ha enterado todavía quién es Javier Bauluz es un tipo que se llama Arcadi Espada, que ha publicado un ensayo del que no recuerdo el título. Dicen que es periodista, pero yo no me lo puedo creer.


Jaime Izquierdo
Jefe del Servicio de Programas y Coordinación
Instituto de Desarrollo Rural
Principado de Asturias

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"FERIANTE"


EN TODO CASO EL BUITRE ES EL "FERIANTE" QUE SE APROVECHA DEL TRABAJO HECHO HONESTAMENTE, DANDO INFORMACIÓN VERÍDICA DE LA CRUDA REALIDAD.
¡ BASTA YA DE MAMONES! QUE SE BENEFICIAN A COSTA DE LOS QUE TRABAJAN DE VERDAD.
MI APOYO INCONDICIONAL A JAVIER.

VICENTE J. ZAMBRANO / FOTÓGRAFO

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Allá cada cual con su forma de entender la deontología.


No he leído el libro de Arcadi Espada, pero el reportaje de Javier Bauluz y José Bejarano en Magazine fue impecable, igual que la defensa que Bauluz hace de él en el último número del mismo suplemento. Hablando en términos generales, pienso que hay que ser muy canalla para acogerse a la estela de un buen trabajo -reconocido nacional e internacionalmente- con el único fin de vender libros. Más canalla aún si ese acogerse consiste en manipular e insultar.


Como dice el mismo Bauluz, lo peor de todo es la negación de la realidad: mientras, por el camino van quedando los muertos. En Fuerteventura, como en Tarifa, lo sabemos bien. Asistimos día a día a la progresiva insensibilización de la opinión pública en una sociedad hedonista, cada vez menos preocupada por la justicia social o por la vida de los náufragos.


Considerar este problema tal vez desviaría nuestra atención de los resultados de la jornada futbolística o de los últimos chismorreos de algún obsceno programa televisivo. ¿Acaso está fuera de lugar que un periodista gráfico juzgue que su obligación es señalar objetos de debate dignos? Pero ya vemos cuáles son los problemas de la comunicación que estimulan el prurito ético de algunos: allá cada cual con su forma de entender la deontología.



Juan Luis Calbarro (Fuerteventura)

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Inmensa humanidad, profesionalidad, honestidad y sobre todo solidaridad


Sr. Arcadi Espada, soy una Enfermera/Matrona que trabajo en Medicos sin Fronteras, actualmente estoy en MSF-E en un proyecto en Bolivia,


No se si usted conoce personalmente a Javier Bauluz, yo si, y no solo por haber visto sus fotos y saber donde y como las ha hecho, sino de haber vivido de cerca en Rwanda el inmenso trabajo y el sentido de humanidad y solidaridad que el Sr. Javier Bauluz desarrollo en Rwanda en los momentos mas dificiles para aquel pais, (todos recordamos el genocidio)


Años mas tarde le he vuelto a encontrar en los proyectos de Bolivia, donde vino a colaborarnos con las poblaciones con las que trabajamos en la ciudad de El Alto, que no son precisamente las mas "favorecidas" del pais, aqui desarrollo todo su trabajo con la inmensa humanidad, profesionalidad, honestidad y sobre todo solidaridad que le caracteriza.


No se como se atreve usted a poner en duda y a insultar al señor Javier Bauluz poniendo en tela de juicio; su credibilidad y honestidad, atraves de su profesion, nos hace "ver" conocer y denunciar una realidad del mundo que a muchos no gusta


Arhimo ben-Hamu Navarro (Zaragoza)
Enfermera/Matrona Medicos sin Fronteras en Bolivia
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Lo malo de defender a los desfavorecidos,


es que siempre hay algún "favorecido" dispuesto a pagar a algún miserable de espíritu para fastidiarte.


Ignacio González Alonso.
Candidato de Los Verdes Izquierda Verde por Oviedo.
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La envidia


Conozco a Javier Bauluz hace 22 años. De aquella yo tenía 16 y él pocos más, estábamos en la misma panda en Oviedo. Empezó con la fotografía poco después y puedo asegurar que su lema fue siempre fotografiar lo que había, sin recrear o manipular ningún elemento. Nunca pretendió ser un "creador", un artista que refleja su mundo interior.


Sí es un artista a la hora de ver lo que le rodea y saber sacar la imagen que mejor refleje ese instante, que, por esa maravillosa cualidad y capacidad que tiene Javier de captar en sus fotos imágenes que son símbolos, pasa a ser arquetípica. En eso sí que es un artista único.


Como no estoy muy en contacto con la actualidad rabiosa y mucho menos me interesan los oportunistas que destilan envidia, no me había enterado de esta "movida" contra Javier. Estoy alucinada. ¿Cómo es posible que a alguien se le ocurra acusar a Javier de falsear sus fotos introduciendo elementos artificialmente?


Quien ha dicho esto no se ha tomado la mínima molestia que como ser humano tenía antes hacer estas graves acusaciones: Hablar con Javier. Se hubiera dado cuenta que ante todo Javier es honesto y nunca haría semejante trampa. Porque se respeta a sí mismo y respeta a los demás. Puedes lógicamente no estar de acuerdo con él en sus posturas sobre algunos temas. Nadie coincide cien por cien con alguien. Pero no lo dudes: una foto de Javier es totalmente reflejo de una realidad espontánea que se produjo en el momento que disparó su cámara.


Sólo lo puedo entender como fruto de ese pecado capital que está tan extendido y que muy pocos reconocen sufrir, aunque domina a muchos y tremendamente en las relaciones sociales: la envidia.


Asunción Rodríguez. Profesora Oviedo
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A quienes todavia conservan una décima de rebeldia.


Es realmente triste, perdón corrijo, es realmente indignante que un ególatra como Espada malgaste sus pocas luces para su exclusivo lucimiento personal, cargándose para ello el trabajo de alguien que como mínimo es honesto en su trayectoria profesional.


¿Donde esta la crítica a los poderes reales que hacen posible la violación sistemática de los derechos humanos denunciados en muchos trabajos de Bauluz?


Esas pocas luces serían más útiles para todos alzando la voz frente a estos poderes, y si no se tiene valor para ello lo mejor sería guardar un respetuoso silencio.


Pere Monés


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Asqueada por la impunidad

A ver si de una vez por todas alguien consigue cerrarle la boca al bocazas del Arcadi. Leí lo que Pepe Baeza publicó en l'Agenda de la UPIFC y ahora espero ansiosamente el documento del domingo. Si hay algo que pudiese hacer desde aquí, no dudes en decirlo. Sabes que todos estamos contigo.


Personalmente me siento asqueada por la impunidad con la que muchos pseudoperiodistas atacan a diestro y siniestro a todo aquel que destaque por algo.
Todo mi apoyo, solidaridad y cariño!!


Sandra Balsells fotoperiodista BCN
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Las perversiones mas repugnantes


Una de las perversiones mas repugnantes hoy es la utilizacion del noble impulso solidario para la promocion personal: Arcadi Espada, con un buen apoyo mediatico, ha ofrecido un ejemplo de esto, en su denigrante y rechazable campaña sobre Javier Bauluz.


No hay mas que constatar la trayectoria de Javier para entender que el Sr espada proyecta su propia imagen ahi donde quiere insultar a Javier bauluz, cuyo esfuerzo en causas solidarias es mas que internacionalmente reconocido.


Justamente lo contrario del oportunista Sr espada, del que, sin negar meritos y capacidades como reportero y articulista (y tampoco para poner en boca ajena , la de alguno de sus entrevistados, lo que a el mismo le interesa) no se sabe ni se le espera en ninguna causa que merezca la pena fuera de su propia promocion


Como tantos otros, lamento esta agresion a javier bauluz y quiero manifestarle publicamente mi apoyo


Javier de Lucas
Catedratico de filosofia del derecho universitat de valencia --

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Su imagen es una parábola del horror

Conocí a Javier Bauluz hace diez años, en VISA POUR L’IMAGE, el festival de internacional de fotoperiodismo de Perpignan. Como es tradicional en nuestro país, notorio por un afán incomprensible de devorar a sus hijos con más prestigio, Bauluz era una celebridad en el extranjero y, en cambio, un perfecto desconocido para la prensa española. Se paseaba con un único ejemplar de su primer libro –patrocinado por una entidad de ahorros que, después de imprimirlo, censuró todos los demás- una recopilación de sus mejores fotos. Me consta que las tomó, una por una, a base de trabajo y esfuerzo, pagándose de su bolsillo los viajes y las estancias en los lugares más peligrosos del planeta. Sobrevivió casi a base de mendrugos mientras que los corresponsales acreditados de los grandes medios extranjeros –España nunca se ha distinguido por enviar reporteros a ninguna parte- se daban las grandes comilonas en el Holyday Inn de turno. Dormía en catres junto con las víctimas de la guerra, que fotografiaba con infinito respeto; dosificaba la película, que se pagaba de su bolsillo y viajaba en auto-stop o a pie mientras sus colegas de Time o de Newsweek lo hacían en coches blindados. Dudo que lo hiciera por ponerse medallas. Yo diría que se arriesgaba por compromiso.

Las fotos de Bauluz mostraban las cosas tal y como son. Tenían un nivel muy superior a la obra de la mayoría de fotógrafos internacionales y destilaban la mirada de los grandes maestros. Palestina, Sarajevo, Nicaragua, El Salvador... vistos desde la perspectiva de los que padecían la guerra. Por eso, para darle la bienvenida y para que supiera donde estaba, en España le censuraron su trabajo. Puedo dar fe del compromiso de Bauluz; ya no desde el Pulitzer y, más tarde, el Godó, el Libertad o el Julio Fuentes por su defensa de los Derechos Humanos, acontecimientos desde los que su trayectoria y su compromiso han sido más o menos notorios; sino antes de que por su labor, junto a sus compañeros de AP en Rwanda, le concedieran el preciado galardón periodístico.


Ilustraré la grandeza de Bauluz con una anécdota: para exponer en el festival internacional de Perpignan, su director, Jean François Leroy, recibe cada año cerca de 4.000 propuestas procedentes de todo el mundo. Sólo una treintena cristalizan en el cartel oficial de VISA POUR L’IMAGE. Pues bien, cuando Leroy vio su trabajo, estuvo dos años persiguiendo a Bauluz para que expusiera. Javier no lo hizo porque estaba demasiado ocupado fotografiando los problemas que azotaban el mundo y no quería perder su tiempo en las minucias con las que sueñan miles de profesionales: su promoción internacional en el escaparate de Perpignan. No necesitaba vender ningún libro. Ni siquiera el que tenía secuestrado por la entidad bancaria.

Después del Pulitzer, Bauluz redujo su colaboración con Asociare Press. Padre de un niño, decidió permanecer más tiempo con su familia y alargó sus estancias en Asturias. La prensa celebró su establecimiento en España siguiendo la tradición con la que se suele estimular en nuestro país la labor de los profesionales de cualquier ramo –salvo Julio Iglesias y Antonio Banderas- con reputación en otros países: el silencio, el abandono y el desprecio más recalcitrante.


Por aquel entonces Javier consiguió otro hito, quizás aún más difícil que lo de Rwanda, en el único encargo que le hicieron durante un año: fotografió para el dominical de El Mundo a los integrantes de "Jarrai"... desde dentro. Un reportaje mítico e increíble que sólo tuvo cierta repercusión en los medios fotoperiodísticos. Quisiera ver a sus detractores –y entre ellos a Espada, que con tanta autoridad escribe sobre lo que no ve- lidiando un toro de semejante empaque. Su prestigio de profesional honesto incluso fue respetado en su momento por un colectivo absolutamente hermético para la prensa no afín... ¡Y le permitieron tomar unas fotografías para un medio tan dudosamente abertzale como El Mundo!. ¿Explica esto el señor Espada en sus clases cuando habla de lo fácil que es tomar fotografías?... o también gritaría: "¡falso! ¡falso!". Sólo un profesional de la talla de Bauluz podía conseguirlo.


Después, de nuevo, el ostracismo. Hasta que reapareció en las páginas de El Magazine desde dónde ha seguido adelante con su particular cruzada, denunciando el desprecio de la sociedad española por la inmigración. Una actitud que debería avergonzar a un país que remontó su economía gracias a las divisas enviadas por tres millones de emigrantes en los años sesenta.

Javier no es el único fotógrafo español aclamado en el extranjero y prácticamente ignorado por los editores españoles. Muchos reporteros gráficos profesionales galardonados internacionalmente, cuya amistad me honra y que no cito porque seguro que me olvidaría a más de uno, me han confesado cómo en algunas épocas de su vida han sobrevivido gracias a los encargos del extranjero. Si hubieran tenido que comer de las migajas que les ofrecieron los medios de comunicación españoles, casi todos se habrían visto abocados a cambiar de profesión. Yo mismo, el año que gané un World Press -otro de los galardones preciados en fotoperiodismo- no recibí ni un triste encargo de la prensa española hasta transcurridos catorce meses. Considero que es preocupante el escandaloso descenso de calidad de lo que se publica, en aras, imagino, de unos presupuestos más ajustados y de mayores ganancias para los grandes grupos editoriales.

Luego te machaca el enemigo de siempre. Con una cierta edad cumplida casi todos hemos topado con algún personaje que, sin quererlo ni beberlo, se cruza en nuestras vidas con la intención de atragantarse. La envidia y el resentimiento suele mover a los mediocres a sus particulares cruzadas. "Mis enemigos son el termómetro de mi éxito"- resumió esta eventualidad Salvador Dalí durante su exilio en Nueva York. En mi caso fue un mediocre abogado con ínfulas de fotógrafo-aventurero que, sin conocerlo de nada, me cosió durante cinco años a demandas "enviándome torpedos por debajo de la línea de flotación", tal como me anunció un día por e-mail. Y doy fe que cumplió sus amenazas. A Javier le ha tocado un Espada que,está a años luz de un premio Pulitzer, galardón que no sólo se concede a imágenes esclarecedoras si no que también se otorga a la clarividencia de la prensa escrita .



Hace años que trabajo con redactores. En lugar de comunicar valiéndose de una cámara, teclean un ordenador. Los más inteligentes, por fortuna, un número significativo, saben que si no hay buenas fotos los lectores no se detienen con facilidad en los textos. Por eso colaboran muchas veces en la producción gráfica. Es un proceso que sólo puede culminarse sobre el terreno y sus resultados son cruciales para la puesta en página del reportaje.

Pero existe una variedad que lleva mal la creciente relevancia de la imagen en la medida que nos adentramos en una hegemonía de lo audiovisual. Son los que pronuncian abiertamente, en lugar de "el fotógrafo", "mi fotógrafo". Esta partícula posesiva delante, que aporta un cierto sentido peyorativo, expresa una idea caduca que proviene de cuando "el muchacho que transportaba la cámara" compartía sus obligaciones gráficas con tareas tales como llevar el café a la redacción o repartir el correo. Un chico de los recados que pululaba por la redacción hasta que el periodista le "ordenaba" acompañarle.

Esto sucedía hace tres cuartos de siglo, pero hay menoscabos de los que cuesta desembarazarse y periodistas –entre los que por sus palabras se incluye Espada- que todavía se reservan para su rango la autoridad de instruir al mundo con bellos discursos por escrito y relega el oficio de los periodistas gráficos a la ejecución de una "pura ficción simbólica". ¿Acaso fotografían ficciones los que "trabajan entre cadáveres" como afirma este ensayista ejemplar que no duda en regodearse con las circunstancias inherentes al cadáver de un pobre emigrante ahogado en una playa para vender un libro?.


Javier Bauluz, víctima propiciatoria de Espada, precisamente fotografió esta escena para demostrarle al mundo, incluyendo a teóricos como nuestro insigne escritor, que aquel triste cadáver no era ninguna ficción. El reportero estaba allí, sobre el terreno, cumpliendo su trabajo. Su detractor impartió su magisterio, al día siguiente, en la más pura tradición envidiosa de nuestro país: criticando a los que sí hacen algo por cambiar las cosas.

Hoy en día el grado de exigencia profesional es tan alto que un reportero gráfico no sólo debe tener una formación intelectual equiparable a la del escritor, sino también dominar fundamentos de informática, de programas de tratamiento de imagen, de impresión gráfica y de historia del arte. Y aplicar todas esas disciplinas para obtener un documento gráfico que llame la atención a los lectores. En esta era visual es lógico que la exigencia para trabajar en los medios sea más alta que en los tiempos en que sólo se componía con linotipias. Una época en las que, por desgracia, algunos han quedado varados.

Los reporteros gráficos, los grandes anónimos de la prensa –por vocación puesto que sencillamente aspiran a ser invisibles- esos profesionales a los que los mismos medios de comunicación a menudo les titulan con un cuerpo de letra más pequeño, no creo que se merezcan la lacra mesiánica de periodistas como Espada, trasnochada y con notorio afán de protagonismo. El comunicador ha de contar la historia, no ser el centro de la historia. Y no vale la pena ser mesiánico porque no existe la verdad absoluta. La difusión de una noticia jamás es objetiva. Depende, entre otros factores, de las fuentes informativas, de la influencia de los medios políticos y económicos en el medio que la difunde y, desde luego, del punto de vista del comunicador, que una imagen o una redacción tengan una lectura u otra. La realidad es polifacética. Miente el que sostiene que describe con objetividad todas las facetas de una historia. Encima, con toda seguridad aburrirá.


En fotografía el espacio está limitado. Una sola "mancha" –una imagen- ocupa en ocasiones dos páginas. Por tanto este documento iconográfico, a menudo de difícil elaboración (no olvidemos que aspira a llamar la atención del lector e ilustrar los puntos esenciales de la historia) tiene que ser certero y no irse por peteneras. En dos páginas caben cientos de palabras con las que es posible divagar sobre lo divino y lo humano valiéndose del lenguaje escrito. Pero una buena foto es fulminante. La foto de Bauluz expresa con una crudeza que nos merecemos una realidad incuestionable: la actitud de la sociedad occidental ante el hambre, la enfermedad y las enfermedades que asolan a un mundo cuatro veces más numeroso, humillado y despojado de sus principales fuentes de riqueza por los mismos que ahora se desentienden de las consecuencias de su rapiña. No se puede tildar al autor de esta imagen de "inmoral" o "buitre" porque utilice unos medios diferentes para expresarse, quizás no tan nobles como el verbo escrito de Espada. Estas actitudes fundamentalistas y los insultos fáciles deberíamos intentar desterrarlas de nuestra sociedad. Un escritor necesitaría un libro entero para expresar lo que Javier hizo en una sola foto. Su imagen es una parábola del horror y la desesperación, por lo menos, tan certera, como la de Picasso cuando se valió de la pintura y creó el "Guernika".

El lenguaje visual tiene sus propias reglas y se puede fragmentar con unas normas similares a la gramática o la sintaxis escrita. El problema de fondo no estriba ni en los afanes de protagonismo de un comunicador que no duda en descalificar a un colega con más prestigio -una práctica patética y frecuente en la historia de la humanidad- para vender su libro, sino en las carencias que tiene la propia sociedad para saber el verdadero funcionamiento de los mecanismos internos de las imágenes. Hay quien sostiene que este analfabetismo visual es propiciado por el poder, que utiliza este desconocimiento para influir con más facilidad en la opinión pública- y por el ansia de beneficios de los grandes grupos de comunicación que, por si no lo habían notado, están convirtiendo sus revistas en un catálogo de consumo abarrotado de ofertas como cualquier hiper, aunque disfrazadas con una apariencia cultural.

Las caras famosas, que son el modelo que nos inducen a imitar (adquiriendo las mercancías que se anuncian en otras partes de la revista, por ejemplo) se intercalan en el muestrario de productos de belleza, páginas de decoración, consejos del dietista o últimas tendencias de la moda. Las revistas muestran una descripción idílica de un mundo que los Fotoperiodistas profesionales sabemos que es falsa. Los reportajes que denuncian la ignominia que prevalece en estos tiempos hace ya mucho tiempo que fueron restringidos, que se publican a cuentagotas y que hay que ir a Perpignan a verlos durante la primera quincena de septiembre. O que poseen un mínimo "share" que dirían los jefes de marketing, los que de verdad deciden en los medios de comunicación.


Fíjese en la revista que tenga en esos momentos más a mano. Comprobará que los mejores anuncios están en la plana derecha, la que más impacta en el lector. La información se maqueta a la izquierda. Por que si no hay anuncios, no se pagan los costes de producción y, por tanto, no hay ni negocio ni beneficio. Planteadas las cosas así, encima sólo falta un cantamañanas como Espada cebándose en los pocos profesionales que todavía sobreviven a esta limpieza étnica y mantienen contra viento y marea su compromiso. ¡Tantas descalificaciones para vender un libro!. Insultar al rival es el método más chapucero que existe, indigno de un marqués de las letras aunque, a lo mejor, sus planteamientos intelectuales no dan para más.

Tino Soriano, fotoperiodista -Barcelona

Es autor, entre otros, del texto y de las fotos del libro "Latidos en un hospital". Editorial Lunwerg, 2003




Expresiones utilizadas por el Sr. Arcadi Espada
para definir el trabajo, la vida y el honor de Javier Bauluz.
en su libro "Diarios" Premio Espasa de Ensayo 2002 (pags 149 a 157)

En la pag.149 PUBLICA SIN PERMISO LA FOTO de la sombrilla, la pareja de bañistas y el cadáver de un inmigrante ahogado a pocos metros, con la que se ensaña, así como con Bauluz:

“falsa, falsa, falsa”,
“pulitzers inmorales”
“buitres”
“pura ficción simbólica”,
"Bauluz, demiurgo imprescindible”
“estafas inmortales”
“corrupción”,
“zafia pamplina”
“puramente imaginaria”
“perfecto degüello sin sangre”,
“envilecimiento”
“mentiras”,
“repugnantes mentiras”
“justificar las trampas del fotógrafo”
“la mentira de Bauluz”,
“cazador de recompensas”,
“ hombre bondadoso dedicado profesionalmente a los destruidos”,
“Otros, como aquel del que nos ocupamos, impregnan su trabajo de modestia franciscana”
“docilidad que hace grandes a los tipos como Bauluz, capaces de cazar como a conejos a dos desapercibidos bañistas que puede que estén rezando en silencio ante el cadáver de un inmigrante..”
“por fortuna el cadáver no era de un pobre blanco: ni Bauluz habría sacado tanto provecho”.
“las ráfagas del sofisticado armamento fotográfico”
“gracias al largo entrenamiento que gentes de su oficio y con similares estrategias llevan aplicando desde la violenta y exitosa irrupción de la fotografía”.
“el hecho es puramente imaginario”
“manipulación”
"la pareja existe pero con velos”,
“nunca hubo es relación de indiferencia entre los bañistas y el cadáver
“El fotógrafo (periodistas gráficos les gusta llamarse)”
“les ciñó el collar infamante”.
"No es un cadáver. Es solo un magrebí".
“lo cierto es que un cadáver en la playa no interrumpe el baño de nadie”
y mas.....


A continuación algunas de las cosas que están saliendo en los medios sobre el tema, hay muchas mas, hasta en las teles de gran audiencia (La noche de Fuentes, Tele5) . Espada muestra la foto como ejemplo de manipulación y mentira al lado de las ya famosas de Stalin, Mao y sus compañeros borrados de la foto según se los cargaban.
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EL PAIS 30 de octubre de 2002

Entrevista con A Espada M. J. DÍAZ DE TUESTA R.

El lector traga con todo si está bien interpretado. Es la típica visión de los que no distinguen entre verdad y ficción. Eso ha influido sobre todo en el telespectador. El New York Times publicó una fotografía de una pareja con un cadáver en la playa y los editores dijeron que revelaba un hecho: la indiferencia de Occidente, y la gente lo cree así. Llegará un momento en que no sólo no distinga ficción y realidad, sino que no le
interese.

http://216.239.33.100/search?q=cache:W_bv_cnL4EAC:www.asociacionprensa.org/noticias/noticom/periodismo.htm++una+fotograf%C3%ADa+de+una+pareja+con+un+cad%C3%A1ver+en+la+playa+y+los+editores+dijeros+que+revelaba+pais&hl=en&ie=UTF-8

LA RAZON digital 6 al 12 Diciembre 2002

.....Ahí está la fotografía del emigrante muerto en una playa mientras dos personas, sentadas en la arena, asisten a la escena indiferentes. Luego se comprobó que la imagen fue captada con una óptica de aproximación que eludía al resto de testigos, guardia civil y servicios sanitarios incluidos

http://216.239.39.100/search?q=cache:rDGfaFkmO5IJ:www.larazon.es/noticias/noti_cab08.htm++arcadi+cartas+director+pais&hl=es&lr=lang_es&ie=UTF-8

VALLADOLID ESTRELLA

..... ‘Diarios’, del periodista Arcadi Espada. En esta obra, Espada ofrece una visión personalísima de algunos textos seleccionados durante el año 2001 y lo hace repartiendo mamporros a ciertos gurús y vacas sagradas del periodismo (Pilar Urbano, Josep Ramoneda, Álex Grijelmo, Juan José Millás y Javier Bauluz, entre otros).

http://216.239.39.100/search?q=cache:uqEulPxp7zQC:www.valladolidestrella.com/021107/articulos/opinion1.htm+arcadi+espada+diarios&hl=es&ie=UTF-8


CADENA COPE web

..... Sostiene Arcadi que LO QUE MUESTRA EL PERIODISTA SÓLO ES UNA PARTE DE LA REALIDAD y es un peligroso error creer y hacer creer que esa parte representa al todo. La reflexión dedicada a una fotografía de Javier Bauluz, premio Pulitzer, que muestra a una pareja sentada en la playa a unos metros del cadáver de un inmigrante, ilustra la tesis del autor.

http://216.239.39.100/search?q=cache:r88aWehWh2MC:www.luisherrero.net/lacontra.asp+arcadi+playa&hl=es&ie=UTF-8


Revista Cartelera Turia. Valencia Dic 2002

El fotógrafo Bauluz, acusado por Arcadi España de ser un «premio Pulitzer inmoral», presenta sus polémicos trabajos

El libro de Arcadi España ha generado una gran polémica al acusar al fotógrafo Javier Bauluz, premio Pulitzer, de «cazador de recompensas»
Javier Bauluz, recaló en tierras alicantinas la semana pasada para dar una conferencia dentro del ciclo Paz y Seguridad en el Mediterráneo de la CAM. Recién llegado desde América Latina, donde ha invertido dos meses de trabajo, el fotoperiodista dio muestras de cierto cansancio físico, aunque no defraudó a quines esperaban un testimonio combativo.

Para Arcadi Espada, la foto de Bauluz es falsa. La visión de esa pareja que disfruta de la playa sin prestar atención al contiguo cadáver de un inmigrante arrastrado por el mar es fruto de la manipulación del encuadre y la profundidad de campo, según el autor de «Diarios».
Su crítica resulta entendible porque refleja el viejo enfrentamiento entre dos modos de entender el periodismo y la existencia de dos posturas a la hora de ejercerlo. En las antípodas de Bauluz, Espada representa al periodista intelectual, que peina raya al lado y redondea con esmero sus artículos de «El País» con los argumentos que luego exhibirá en las aulas.

En su análisis del trabajo del fotógrafo asturiano, Arcadi Espada no hace prisioneros. «El hecho» que la foto en cuestión «pretende reflejar no existió nunca», sentencia. La presunta pareja indiferente carece de rostro y de realidad. Todo es una manipulación al servicio del concepto que da título a la imagen, e, indirectamente, del prestigio y legitimación del autor de la fotografía.

Probablemente, Espada tiene razón y Bauluz pertenece a esa estirpe de periodistas partidarios de que «la realidad no te deje escapar un buen titular». Quizá se le fue la mano en la fuerza representativa y se quedó corto en el respeto a los hechos. Lo que resulta menos evidente es que el fotógrafo asturiano utilice las herramientas técnicas y el lenguaje de la imagen con el único fin de incrementar su prestigio personal.
Jonas

http://www.carteleraturia.com/
Seccion AL PIE DEL BENACANTIL


El Sr. Espada va a radios, diarios, televisiónes y facultades de periodismo vendiendo su libro y usando el desprestigio de Bauluz y su trabajo para aumentar ventas de su libro

Ver Paginas LIBRO de Arcadi ESPADA sobre J Bauluz

El lunes 20 de Diciembre el sr Espada fue ponente en un curso para cincuenta periodistas del Grupo Correo de diarios de toda España. Saco el tema de Bauluz y su foto y fue contestado claramente por los “díscolos alumnos” que se enfrentaron a el profesor Espada. El curso acabo como el rosario de la Aurora.

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6.2.5- Publicitat

Les resolucions del Consell són públiques.

La publicitat de les resolucions s'expressa mitjançant els informes anyals i els informes extraordinaris. AIXÍ mateix, la publicitat s'instrumenta també pels mitjans d'informació general.

En defensa dels valors ètics

Els professionals de la informació de Catalunya, reunits en el II Congrés de Periodistes Catalans celebrat el mes d'octubre de 1992, es van dotar d'un Codi Deontològic, l'instrument que expressava la seva voluntat de defensa d'uns mitjans de comunicació lliures i responsables, en el marc d'una societat plural i democràtica.

El Consell de la Informació de Catalunya es constitueix en fundació privada d'acord amb la Llei 1/82, de 3 de març, de la Generalitat de Catalunya.

El Codi Deontològic és l'instrument que expressa la voluntat de defensa d'uns mitjans de comunicació lliures i responsables, en el marc d'una societat plural i democràtica. El Codi Deontològic és una declaració de principis que, sustentada en dotze criteris, vol estimular la constant reflexió autocrítica sobre els valors ètics que han de prevaler en l'exercici de la professió periodística

CODI DEONTOLOGIC:

Declaració de principis de la professió periodística a Catalunya
Criteris

1. Observar sempre una clara distinció entre els fets i opinions o interpretacions, evitant tota confusió o distorsió deliberada d'ambdues coses, així com la difusió de conjectures i rumors com si es tractés de fets.

2. Difondre únicament informacions fonamentades, evitant en tot cas afirmacions o dades imprecises i sense base suficient que puguin lesionar o menysprear la dignitat de les persones i provocar dany o descrèdit injustificat a institucions i entitats públiques i privades, així com la utilització d'expressions o qualificatius injuriosos.

3. Rectificar amb diligència i amb tractament adequat a la circumstància, les informacions -i les opinions que se'n derivin- que s'hagin demostrat falses i que, per tal motiu, resultin perjudicials per als drets o interessos legítims de les persones i/o organismes afectats, sense eludir, si calgués, la disculpa, amb independència d'allò que les lleis disposin al respecte.

4.Utilitzar mètodes dignes per a obtenir informació o imatges, sense recórrer a procediments il·lícits.

5. Respectar l'off the record quan aquest hagi estat expressament invocat, d'acord amb la pràctica usual d'aquesta norma en una societat lliure.

6. Reconèixer a les persones individuals i/o jurídiques el seu dret a no proporcionar informació ni respondre preguntes, sense perjudici del deure dels periodistes a atendre el dret dels ciutadans a la informació. Aquest dret protegeix molt especialment l'estricte confidencialitat sobre la salut o la malaltia d'una persona com a nucli de la seva privacitat, malgrat la curiositat que pugui haver-hi en el cas de personatges coneguts públicament, fins i tot més enllà de la seva mort. Pel que fa a assumptes relacionats amb les administracions públiques, el dret fonamental a la informació ha de prevaler sempre per damunt de qualsevol restricció que vulneri injustificadament el principi de la transparència informativa a la que estan obligades.

7. No acceptar mai retribucions o gratificacions de tercers per promoure, orientar, influir o haver publicat informacions o opinions. En tot cas, no s'ha de simultaniejar l'exercici de l'activitat periodística amb altres activitats professionals incompatibles amb la deontologia de la informació, com la publicitat, les relacions públiques i les assessories d'imatge, ja sigui en l'àmbit de les institucions o organismes públics, com en entitats privades.

8. No utilitzar mai en profit propi informacions privilegiades obtingudes de forma confidencial com a periodistes en exercici de la seva funció informativa.

9. Respectar el dret de les persones a la seva pròpia intimitat i imatge, especialment en situacions de vulnerabilitat i malaltia i en casos o esdeveniments que generin situacions d'aflicció o dolor, evitant la intromissió gratuïta i les especulacions innecessàries sobre els seus sentiments i circumstàncies, especialment quan les persones afectades ho explicitin.

10. Observar escrupolosament el principi de presumpció d'innocència en les informacions i opinions relatives a causes o procediments penals en curs.

11. Tractar amb especial cura tota informació que afecti a menors, evitant difondre la seva identificació quan apareixen com a víctimes (excepte en supòsit d'homicidi), testimonis o inculpats en causes criminals, sobretot en assumptes d'especial transcendència social, com és el cas dels delictes sexuals. També s'evitarà identificar contra la seva voluntat les persones pròximes o parents innocents d'acusats o convictes en procediments penals.

12. Actuar amb especial responsabilitat i rigor en el cas d'informacions o opinions amb continguts que puguin suscitar discriminacions per raons de sexe, raça, creences, extracció social i cultural i malaltia, així com incitar a l'ús de la violència, evitant expressions o testimonis vexatoris o lesius per a la condició personal dels individus i la seva integritat física i moral.

Annex 1: Sobre manipulació d'imatges

En fotoperiodisme no estan permeses manipulacions que suposin alteració de la informació visual enregistrada originàriament per l'objectiu de la càmera i que recull el suport, és a dir, afegir, eliminar, desplaçar o modificar qualsevol element de la imatge original.

(La inclusió d'aquest annex va ser proposada pel IVart. Congrés de Periodistes de Catalunya)






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